Sebastián González, programador: «El FICIQQ nace para crear un espacio que se pueda discutir sobre cine»
En los recuentos del 2015 estuvimos discutiendo sobre las dinámicas de distribución y exhibición de películas en nuestro país. Algunas de las cuestiones que planteábamos allí tenían que ver con la función que cumplen los festivales de cine, quienes umplen la función no sólo de proponer una cierta curatoría propia sino que también son instancias fundamentales para el estreno y exhibición de un cine de alto nivel que no tiene cabida en las salas comerciales de nuestro país, y las nuevas iniciativas de de distribución tanto para la cinematografía nacional (como el programa de MiraDoc y la distribuidora de Storyboard Media mejorando las estrategias de exhibición para cintas nacionales documentales o ficciones más pequeñas fuera del mainstream como también ampliando la cobertura a nivel país en la distribución de cine chileno) como el estreno de filmes internacionales alejados del popcorn de los cines comerciales (los estrenos propios en Cine UC, CAA, El Biógrafo, ect).
Durante la semana pasada estuve de paso por el Festival Internacional de Cine de Iquique (FICIQQ) que ya va en su octava versión y que se ha establecido como el evento cinematográfico más importante dentro del Norte Grande de nuestro país, fundado por Elliot Morfi y Katherina Harder, sumó luego a Sebastián González en el rol de programador quien en conjunto con su equipo de programación (Camila Pizarro y Amalia Turkieltaub) logran en una pequeña cantidad de titulos construir un espacio privilegiado para ver y hablar de cine en pleno veraneo nortino. Este año contó además de su competencias de largometraje internacional y nacional y cortometraje de ficción y documental con una competencia dedicada al cine de los extremos abarcando las regiones extremas y territorio insular del país.
Estuvimos conversando con él largo rato sobre el lugar de los festivales regionales dentro del panorama nacional, las lógicas de distribución de los directores y productores nacionales, la formación de audiencias. A continuación algunos apuntes de los que hablamos y para cerrar un par de comentarios de las cintas chilenas, cortometrajes y estrenos que vi en el FICIQQ.
Cuéntanos un poco sobre cuál es el enfoque que tienes para programar este festival pensando en su carácter regional. Este año estaba dedicado especialmente a la figura del autor, y tenías esta sección de cine de los extremos que siento que funcionó muy bien…
Lo primero es que yo creo que el FICIQQ tiene una labor, y que ha sido su labor desde su fundación, que es el crear audiencias en una ciudad donde no había nada, donde la gente no iba al cine, ni siquiera al cine comercial y el FICIQQ nace para crear un espacio que se pueda discutir sobre el cine, ver el cine que no llega a las salas. aAsí partió la idea de Elliot y Kathy y así es como me llevaron a trabajar con ellos en el cuarto FICIQQ y así es como estamos ya en el octavo y cada día más grandes.
Yo creo que el rol del FICIQQ es el rol que debería tener cualquier festival de cine que es como base la creación de audiencias, Chile en general no es un país cinéfilo, no es un país que vaya al cine, hay países mucho más chicos como Dinamarca o Escocia que la gente va al cine y va a ver todas las películas y en Chile no, en Chile se va a ver los puros blockbusters y se podría decir que Chile no es un país cinéfilo, la cinefilia en Chile es muy acotada a la academia, a la gente que estudia cine o que estudiar arte o que va a la universidad principalmente y más allá de eso, no hay mucho y ahí están los esfuerzos que tienen que hacer los festivales de cine, en generar esa audiencia, en generar un público cautivo que vaya al cine, que sea capaz de ver una película como Sin Filtro de Nicolás López y que pueda ver después Phoenix de Christian Petzold y pueda disfrutar las dos películas.
Y en eso el FICIQQ en el área de programación, bueno al principio el FICIQQ lo programaba Elliot con Kathy consiguiendo películas y cuando entré yo ya se creó el área de programación definitivamente y de ahí el rol siempre ha sido, de partida, no copiarle a los festivales grandes. Es súper fácil ver que en Valdivia están dando un ciclo de Pedro Chaskel y tratar de pedirlo porque está armado o como en la Cineteca Nacional que dieron algo de Countinho o Ospina, como ha pasado otros años y pedir esos bloques armados. Nosotros siempre tenemos que tener claro que el público iquiqueño es un público exigente, es un público difícil y no es fácil de agradar, entonces tu tienes que trabajar en buscar películas que funcionen en la ciudad, y eso tiene que ver con que sean películas que básicamente la historia se cuente bien y eso es un rol que yo al menos le he dado protagonismo en la curatoría. Y eso ha sido notable en cuanto al crecimiento de la cantidad de espectadores que ha tenido la competencia o las mismas muestras.
Entonces el rol de nosotros, para ir resumiendo , es crear audiencias, es llevarle cine a la gente de forma gratuita, lo segundo es una programación que está enfocada a las historias, por eso hay películas que son sumamente independientes y por eso hay películas que son producidas con millones de festivales y fondos públicos y bueno lo tercero es que este año el FICIQQ fue pensado en términos de autor porque también como es un festival que está creciendo cada día más . En algún momento queremos pegarnos el salto de invitar a esos autores a la ciudad y para una ciudad que la única posibilidad que tiene de ver cine de autor es en el festival somos nosotros los encargados que ellos conozcan a los diferentes autores, tanto chilenos como extranjeros. Entonces ese rol del autor fue algo que está enfocado a eso, que si nosotros para el FICIQQ 10 queremos invitar a los hermanos Dardenne o a Christian Petzold la gente diga “ah, yo en el FICIQQ8 , ví Phoenix de Petzold «, entonces el rol del autor va también en un generación de audiencias que quizás no va en una master class o un taller de apreciación cinematográfica… es una forma de acercarlos a cosas que ellos no van a ver de otro modo.
Lo otro que llamó mucho la atención y me parece que es el primer año que lo hacen es esta competencia de cine de los extremos…
Sí, siempre habíamos fallado en la competencia regional, siempre tratábamos de llamar a los autores regionales a competir y claro la producción en Tarapacá es muy baja, son muy pocos cortometrajes y de los cuales además Elliot es uno de los directores, entonces había una relación muy íntima de nosotros como equipo de festival con al producción cinematográfica de la región y me pareció interesante observar esta baja producción que hay en las regiones extremas del país porque si uno igual analiza los grandes estrenos o las grandes películas que se hacen en Chile, la mayoría se producen en el centro-sur del país, entre Coquimbo y Valdivia, y eso va generando que nosotros no conozcamos esfuerzos independientes de generar contenidos, de hacer obras, de hacer cine. Entonces la competencia estaba configurada para darle una oportunidad a estos cines que uno no puede ver habitualmente, porque a veces es una producción tan independiente o tan artesanal que obviamente no quedan en los grandes festivales o en las grandes competencias y nosotros cada año la estábamos perdiendo porque al restringirnos solo a Tarapacá no podíamos ver más allá.
Entonces cine de los extremos viene a rescatar esa producción cinematográfica que existe, que existe en otras ciudades, que existe en los extremos del país, al principio pensamos que íbamos a tener tres películas por mostrar y resulta que hubo que hacer curatoría. Llegaron ficciones, llegaron documentales, nos llegaron largos, cortos, entonces fue una competencia que tuvo de todo y que demostró además que la calidad del cine que existe en estás regiones es grande. Y que los temas locales son algo que se puede ver en grande y que llama a público, este año el cortometraje iquiqueño que estaba en la competencia llenó la sala principal,la gente estaba expectante de ver el cortometraje iquiqueño que estaba participando y eso fue muy lindo. O tener la oportunidad del largometraje que compite ponerlo al aire libre y que se llenará con aplausos al final y que a la gente le gustará eso es algo que no habíamos pensado y «cine de los extremos» en el fondo nace por esa necesidad de crear un espacio. Rescatar eso, vuelvo a rescatar eso del rol de los festivales regionales, tenemos ese rol de no copiarle a los festivales principales sino crear cosas propias. Y creo que funcionó mucho.
Sí, estaba muy bueno el nivel, incluso de los cortometrajes, de trabajos más pequeños, me llamó mucho la atención y con el documental pascuense en competencia ponía en dialogo a los extremos desde distintas miradas y subía un poco el nivel de la discusión entre cosas que podían ser más pequeñitas
Claro es que además los extremos tienen eso, que han sido tan rechazados por el centro del país tan olvidados que también tienen una identidad propia, tu puedes ver Iquique con Arica que tiene una relación super hermanable con Perú y Bolivia y la gente Rapa Nui que realmente son los chilenos los extranjeros en su tierra o en el sur esa relación que tienen también hermanable con Argentina. Entonces también está la misión de darle espacio a esos discursos,a esos realizadores y a esas historia que también se alejan un poco a esta posmodernidad del lenguaje cinematográfico de las grandes ciudades de las películas introspectivas de la gran ciudad, o de la pequeña ciudad pero más cultural, no acá se aleja, acá son cosas más locales, son la leyenda de Mamiña, el robo del Moai, las temporeras, son cosas que les suceden a ellos, suceden en otras parte del país, pero tiene algo que ver con ellos, con su cotidiano y hablan de algo que nosotros desde Santiago, desde los grandes centros urbanos lo hemos olvidado.
Si muy interesante el dialogo que se formaba mirándolos en conjunto. Me llamo la atención al cantidad de cine argentino y brasileño en distintas secciones, ¿qué pasa allí entre esa tendencia y la programación de cine chileno?
Nosotros como política del festival tratamos de no pedir películas, porque es súper fácil ir y ver lo mejor el año en los distintos festival sobre todo de cine chileno y pedir películas, y a veces pasa que las competencias no quedan tan parejas, osea hay un par de grandes películas y otras que se caen un poco, alguna de la críticas de este año es que claro habían películas muy arriba y otras que no lo eran tanto, pero también es un poco de justicia con la gente que se esfuerza porque su película se vea y lo manda a festivales regionales y eso no pasa con todos los cineastas chilenos o con todos lo productores chilenos que no envían las películas o que se olvidan de la existencia de festivales regionales osea a veces nos pasa que terminamos preguntando por una película y me dicen oye pero porqué no quedó en la competencia, porque no lo mandaste, ¡ah verdad! Y no lo manda por que ya estuvo en Sanfic o Valdivia. El cineasta chileno está muy enfocado en quedar en los festivales grandes , que está bien que es algo que es absurdo decir que no lo mande a esos, esta bien que los manden, pero una vez que quedan se olvidan que existen otros festivales, se olvidan de que existe Lebu, que existe Iquique, no sé otros festivales y pasa muchas veces que una película del 2013 la mandan el 2016 para el festival y oye no, dónde queda la justicia, una especie de justicia para el público. Entonces mi crítica va que hay mucho realizador chileno que no le interesa ir a festivales regionales y claro se enfocan en quedar en los grandes y en el estreno comercial, sin entender que por ejemplo en ciudades como Iquique las películas chilenas es muy difícil que se estrenen. O sea Miradoc ha hecho un esfuerzo porque las películas se estrenen pero más allá de eso no se estrenan las películas, la mayoría de las películas chilenas que hemos dado en el FICIQQ sólo se han dado allí.