El tren del desierto. Una conversación sobre "El libro de la imagen" con Christian Ramírez y Rodrigo Karmy

Durante el mes de Julio se proyectó de forma exclusiva en Sala K El libro de la imagen, la última película a la fecha de Jean-Luc Godard. Como muchos de sus últimos filmes se encuentra aquí una película que ensaya varias películas en su interior: desde un ensayo que continúa la senda revisionista de su Histoire (s) du cinéma (1998) a una mirada sobre sí mismo como cineasta, pasando por el destino del cine en la época de la imagen digital. El libro de la imagen continúa, también, una línea de reflexión política que ya ha caracterizado parte de su filmografía, particularmente una reflexión sobre la violencia y la cuestión palestina, reflexión que ha tenido cierta persistencia desde Ici et ailleurs (1976) a Notre musique (2004). Para profundizar el análisis, junto a Christian Ramírez (crítico y programador de Sala K), tuvimos la idea de realizar una pequeña conversación luego de la proyección del día 18 de Julio, ocasión a la cual invitamos a Rodrigo Karmy, filósofo de la Universidad de Chile quien ha escrito libros como Políticas de la ex-carnación (2014) y Escritos bárbaros. Ensayos sobre la razón imperial y mundo árabe contemporáneo (2016), los cuales han abordado temas vinculados a la crítica a la razón política occidental y la coyuntura social y cultural del mundo árabe/palestino. Presentamos, entonces, un pequeño extracto de este diálogo en torno a El libro de la imagen.

Iván Pinto:  Hola, quise invitar a Rodrigo Karmy a comentar esta película. Por lo demás es una película meteorito en nuestra cartelera, ya que se estrena por pocos días exclusivamente en Sala K. 

Christian Ramírez: Nos costó mucho traerla…

IP: Me imagino. El libro de la imagen es una película compleja. Generosa y complicada. Pero me parece que es una película de la que hay que hablar, que hay que verbalizar. Por lo mismo quise invitar a Rodrigo, quien es filósofo y columnista político, que ha trabajado la problemática palestina y prepara un nuevo libro sobre las revueltas árabes. El libro de la imagen tiene varias películas en su interior pero la última y más larga sección aborda varios temas que serán interesantes de debatir con él, centralmente porque aborda la cuestión de la representación del árabe y porque también presenta temas vinculados a la revolución y la revuelta.

CR: A su vez, tuvo un proceso largo. A Godard le dio un ataque al corazón mientras la estaba preparando. En principio iba a ser algo con actores, pero tuvo que descartarlo. Luego, comisionó a una reconocida crítica e investigadora de cine, Nicole Brenez, a investigar archivos de cine. Por otro lado, contó con un asesor Fabrice Aragno, director de fotografía, quien fue comisionado de filmar unas imágenes al norte de África, que son las únicas imágenes registradas para el filme. Como se ve en tratamiento, es una especie de paraje visual, construido especialmente para este ensayo final. Por último, cabe agregar el cuidado de la banda sonora, que incluso incluye momentos en que el propio Godard se equivoca.

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IP: Me interesa sobre todo deshilvanar la última sección, sin embargo quiero recalcar la melancolía y la autocita presente en todo el filme. Particularmente Les carabiniers y sobre todo  Ici et ailleurs, esta ultima relevante porque es de las últimas que realiza con el colectivo Dziga Vertov, el cual aborda una masacre en palestina, y es una película frustrada, por que en principio buscaba hacer un filme partisano y estando en Francia en la sala de montaje se pone a reflexionar sobre lo que filmó y lo que sucedió, lo que lo transforma en un filme sobre la imposibilidad de narrar, de montar, de establecer un proyecto político...

CR: Godard pensó que lo iban a matar...tenía cercanías a la OLP.

IP: Me parece que en El libro de la imagen se actualizan algunas preguntas, a pesar de estar mirando hacia atrás, tiene en mente lo contemporáneo. Pero bueno, Rodrigo, quería más bien preguntarte a ti tus impresiones. Hay varias líneas, pero está esta gran fabula de la ciudad Dofa, Ben Kadem y Samantara, todas cosas inexistentes pero metafóricas.

Rodrigo Karmy: Desconozco de Godard y del cine en general. Sin embargo hay varias citas que reconozco y son importantes: Saló, la película de Pasolini, y particularmente las citas de Joseph de Maistre, pensador reaccionario del siglo XIX, para quien el problema de la representación es siempre una violencia en la medida que está fundada en el sacrificio. Uno de los textos más importantes de de Maistre se llama precisamente Tratado sobre los sacrificios, y la cita de Godard es de ahí. Y todo ello se engancha perfectamente con la figura del tren, que aparece justamente cuando aparece un texto que dice que "desde los ojos de occidente el mundo pasa, porque occidente se piensa a sí mismo como si estuviese dentro del tren”. Y el tren, en el fondo, conduce al matadero, al campo de concentración, a Auschwitz. El tren es la catástrofe misma, en tanto que representación, imagen del otro, es una imagen totalmente estetizada, donde el otro no aparece como un otro, sino como una representación del otro.

CR: El tren es el mundo. ¿Se acuerdan de esa escena en que un agente secreto va identificando a cada persona y cuando está a punto de decir la palabra, suena el pito del tren?

RK: Claro. Uno podría tomar unos tres conceptos que en el fondo son sinónimos: sacrificio, occidente, representación. Y a propósito de lo que tú decías sobre la imposibilidad del relato, lo que está en juego acá es la disolución radical de la filosofía de la historia, que está fundada en el sujeto sacrificial, que es un sujeto que avanza y que va dejando las ruinas a su paso. El esplendor y la gloria siempre traen consigo el reverso de la masacre. Entonces, eso es Occidente versus Oriente. Occidente avanza...mientras quedan los pueblos alrededor que son completamente devastados por el atravesamiento del tren.

En términos solamente biográficos de Godard, lo que yo sí conozco es que fue muy cercano a un intelectual palestino-francés, llamado Elias Sanbar. Sanbar trabajó con Gilles Deleuze en una revista que se llamaba “Revista de estudios palestinos”. Sanbar esta vivo todavía, es de la camada de intelectuales de Edward Said y Mahmoud Darwish. Darwish también vivía en Francia, conoció a Godard e hicieron cuestiones juntos. De hecho el año 76, cuando se estrenó Ici et ailleurs, hubo un atentado producido por un movimiento sionista en el momento del estreno de la película. Pusieron una bomba en la sala de cine y Godard no pudo exhibir el filme. Y yo diría que por ahí va el cuarto tema que aparece en El libro de la imagen, casi sinónimo a representación que es el colonialismo. Representación es colonialismo...es decir, tú tienes una representación del otro, pero precisamente del otro como representación. Un otro radicalmente neutralizado, predecible, calculable en sus movimientos. Y eso se traduce en lo que Godard nombra como imperialismo.

IP: Se mete directamente con la apropiación más fetichista de ese otro: el musulmán, el radical. Y pensemos que hace poco tiempo atrás en Francia ocurrió el atentado de Charlie Hebdo. Entonces me parece que se mete en una zona incómoda para el propio progresismo francés.

CR: En su vejez, Godard está más a la izquierda que la izquierda…

RK: Bueno, yo creo que la izquierda nunca ha estado tan a la izquierda como dice. Pero claro. Ahí se juega una cuestión que Said nombraba como Orientalismo, que no es otra cosa que una maquinaria imperial de producción del otro, donde el otro aparece pero como representación. Pero hay algo que también señala Said, que es que en la izquierda europea todo lo que tenga que ver con emancipación articulada bajo el discurso musulmán es vista con sospecha. No solamente con Hamas o Hezbollah, en términos del lugar clave que han tenido en la resistencia de Palestina. Sino también respecto de los feminismos musulmanes. Las que quedan absolutamente solas en el marco de estas luchas, porque el progresismo sospecha de toda religión. Y eso presupone la idea que el Islam es una religión. Eso ya es una violencia representacional que está descrita en el film de Godard de manera muy interesante. 

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Otra cuestión interesante es que en la metáfora de Ben Kadem está muy bien descrita la rearticulación política de medio oriente en los últimos 20 años. La aparición de grandes oligarcas o sheiks, que se visten de musulmán, hablan en árabe, etc, pero que son absolutamente cómplices de las potencias occidentales. El caso más emblemático es Bin Salman en Arabia Saudita. El caso de Egipto es bastante más complejo porque Egipto fue siempre la vanguardia cultural y política en el siglo XX. La vanguardia emancipatoria de los movimientos árabes en general. Y después de la guerra del 67 con Israel, Egipto queda neutralizado, aceptando la propuesta geopolítica norteamericana. Por último, me acordé mucho de las Iluminaciones de Rimbaud. Acuérdense que él termina huyendo de la poesía...

CR: Convertido en un agente comercial en Sudáfrica, probablemente esclavista…

RK: Así es. Pero hay un verso en las Iluminaciones que dice algo así como: “Oriente, oriente, es mi patria definitiva...”. La producción orientalista inserta a Oriente como una especie de origen, pero un origen del cual no se puede saber demasiado. Los árabes son los filósofos, los sabios y al mismo tiempo los terroristas. ¿Cómo integrar eso? Pienso que un término que habría sido interesante para Said es el término Unheimlich de Freud...lo infamiliar. Lo árabe, y particularmente lo árabe-musulmán, para el imaginario euroatlántico es particularmente lo infamiliar. Es demasiado conocido y radicalmente desconocido. Y eso tiene una historia muy importante. La cuestión musulmana en Europa no es algo nuevo. Europa se funda a partir de la exclusión musulmana. La invasión castellana en la península ibérica en 1492. Lo que se llama el occidente moderno...se funda en la expulsión del judío, pero también del musulmán. Entonces, la del imaginario euroatlántico y su “unheimlich” se trata de la historia que ha creado a partir de su propio desconocido, el que le constituye internamente.

CR: Hay un punto en que la película riza el rizo con el tema del remake. Vivimos en una cultura del re-hacer, repostear, re-subir. Es una tendencia a resignificarlo todo, y en ese tránsito eminentemente el contenido original se pierde...

RK: Creo que el gesto político decisivo en Godard no es tanto hacer remake, sino explicitar que se hace uso del remake, una especie de remake del remake...lo que está diciendo es que no hay más texto que el texto que suena. No hay principio, fundamento, dirección hacia donde va el tren..

CR: Desde el año 90 Godard publica con la editorial P.O.L. sus guiones. Sus citas están regurgitadas. Es una cantidad infinita que se va enlistando hacia abajo...lo interesante es que ahí puede verse como Godard trabaja con la intertextualidad al 100%. No atribuye y no reconoce ni una cita mientras uno va leyendo el texto. Los autores citados están como en una especie de columna al final, no te dice dónde los saca, ni el criterio, ni cuanto los transformó. Fragmentación, melcocha que se resignifica…

IP: Como en todas las películas recientes de Godard...está la pregunta por el destino del cine en el universo contemporáneo…y aquí específicamente el cine, porque aparece el tren, aparecen los Lumière, Pelechian, Gianikian y  Ricchi-Lucchi. El origen del cine también tiene que ver con este tren. Y hay una cuestión que también aparece, que es la supervivencia del medio: “el arte un medio que sobrevive de una época anterior” creo que reza la frase. Y el cine está vinculado más bien a la era industrial. Desde ahí creo que se hace presente la duplicidad permanente. Estar adentro y estar afuera. Estar dentro y fuera del cine, estar adentro y buscar por fuera de la representación, hacer la crítica a la filosofía de la historia pero a la vez hacerse parte de esa herencia…

RK: No hay afuera…

IP: Exacto. Y es lo mismo que buscar nombrar y representar, en este caso al árabe….tengo que nombrarlo de algún modo, si no estoy afuera…

CR: A mí lo que me llama la atención es que para poder hablar del árabe...comisionó imágenes del árabe. Imágenes que no estaban hechas, y que están tratadas con un sumo cuidado, con un tratamiento muy cuidado de color...que es totalmente irreal. 

IP: Lo que nos lleva al tratamiento pictoricista que tiene la película, lo cromático, lo táctil...

RK: La película como “película”.

IP: Claro, lo material. Y después está la reflexión sobre lo digital, que también está adentro y afuera. Puedo pensar el cine como estructura pero a la vez estoy afuera, estoy haciendo cine digital...

RK: A mí me llamó la atención la figura del círculo que es también la figura del sentido, como el tren que conecta el territorio. Y es también la del cine...cuando va ese niño árabe llevando el rollo. Pero al mismo tiempo...en ese intento de completud, la película está mostrando su desnudez, la imposibilidad de la rueda…

IP: Hay otra frase que me llama la atención. Cuando dice que su ilusión es hacer una política de la no-identidad. A la vez hay pura identidad. Está siempre adentro y afuera…

RK: Pero es siempre una identidad sacrificial. El sacrificio, justamente, para purificar totalmente a la sociedad del mal. Identidad purificada de todo mal, de toda purga que pudiera manchar, la guerra es la identidad. Ahí también hay una cita de René Girard…

CR: Una de las cosas que marcó a fuego en el Godard de los 60 es que buena parte de los protagonistas terminan sacrificados en una suerte de altar…

RK: Una última cosa: las imágenes de los árabes/árabe-musulmán (que son cosas distintas) se distinguen entre cosas del pasado y presente, Al Jazeera, Estado Islámico; todo fetichizado por Hollywood: Aladino, Lawrence de Arabia. Nunca nos interesó el mundo árabe, solo interesó el petróleo...eso es el imperialismo. Se hace lo imposible para que ahí no haya “mundo”, un resguardo del capital.

IP: Y constantemente aparece ese pueblo, esa “base”, que en realidad no quiere guerra….