Tick, Tick... Boom!: La nueva narrativa musical del ícono que no muere
Como una especie de crónica de una muerte anunciada, el espectador conoce esta información cuando comienza la película, por lo que empatiza con esta promesa del musical, con sus obsesiones, su vida, sus letras y su entorno. Es el héroe a quien queremos cuidar, a pesar de que ya sabemos el final de la historia, el espectador quiere que este soñador de 29 años, desesperado por realizar la gran obra de su vida antes de los 30, triunfe.
Las manillas del reloj avanzan, tic, tic; es el sonido constante e incómodo que escucha el protagonista de esta historia, el compositor neoyorquino Jonathan Larson, quien relata en el monólogo Tick, tick… BOOM! las dificultades para escribir Superbia, una obra de ciencia ficción que nunca llega a puerto, pero que le da la experiencia necesaria para escribir sobre algo que conoce muy bien, su propia vida.
“Es un musical sobre alguien que trata de hacer un musical”, bromea Lin-Manuel Miranda cuando explica este largometraje donde debuta como director. El también creador de In the Heights y Hamilton toma toda su experiencia en Broadway y le rinde tributo a uno de sus principales referentes, el creador del aclamado musical Rent, obra que el artista no alcanza a disfrutar, pues un día antes de su estreno muere producto de una azarosa e inesperada enfermedad con solo 35 años.
Como una especie de crónica de una muerte anunciada, el espectador conoce esta información cuando comienza la película, por lo que empatiza con esta promesa del musical, con sus obsesiones, su vida, sus letras y su entorno. Es el héroe a quien queremos cuidar, a pesar de que ya sabemos el final de la historia, el espectador quiere que este soñador de 29 años, desesperado por realizar la gran obra de su vida antes de los 30, triunfe.
El encargado de darle vida a este personaje de Broadway es Andrew Garfield, que sorprende con una actuación que va más allá de un papel cualquiera. El actor disfruta, baila, canta, emociona, creando un lazo con el público de este escenario recreado y con el de la pantalla, en un rol que le vale su segunda nominación a los Oscar, premio esquivo pero irrelevante si se piensa en el giro que le da a su carrera con este protagónico.
De a poco nos enamorarnos de la vida bohemia de Larson, de sus amigos, del departamento oscuro y pequeño de Nueva York, de su trabajo como cocinero en un restaurante y de su vida que pasa mientras busca desesperadamente la inspiración para continuar con esa página en blanco que no lo deja avanzar, en este drama llevado a la comedia o esta comedia llevada al drama guiado por la música.
En medio de esta crisis, su novia Susan (Alexandra Shipp) lo deja y su mejor amigo, actor y compañero de cuarto Michael (Robin de Jesus), se va a trabajar a una empresa de publicidad. Larson se queda solo, y a pesar de perder a sus dos grandes amores, sigue adelante, porque sabe que el tiempo se le acaba, no por la excusa de la edad, si no por la angustia de ver como mueren sus amigos de SIDA, cómo su mundo se desmorona sin que él logre encontrar su propia voz y contar su historia.
La película en sí marca una nueva narrativa de películas musicales. No es una obra clásica, es un musical de rock, parte de la nueva era de Broadway. Compuesta en los noventa, retrata los problemas de un artista que trata de sobrevivir en un ambiente hostil como es Nueva York y habla de la realidad detrás de los grandes escenarios. Esa intimidad es la que Miranda retrata de manera inteligente para una pantalla como la de Netflix, en una época donde las películas musicales son esquivas al gusto de la audiencia, exceptuando a obras maestras como West Side Story o Les Misérables.
Y aun así ha habido tropiezos, como fue el caso de Cats, porque a Hollywood le ha costado leer la diferencia entre el público teatral, de cine y de streaming. Atrás quedaron los grandes escenarios de los años '50 y '60, con superproducciones y decenas de bailarines. La fórmula que juega Miranda – y que funciona- es contar una historia sencilla, directa, con la cual muchos se puedan sentir interpretados con una estética y movimientos de cámara pensados en la pantalla del streaming donde el musical se funde con la historia, con una edición que le vale al equipo otra nominación al Oscar.
La historia de Larson y su desesperación por no poder componer tiene momentos maravillosos e íntimos como la fiesta en su departamento donde hay extras que fueron cercanos al propio Larson. Las caminatas por la Gran Manzana, las visitas a los estudios de ensayo, los escenarios y visión de realidad que se aleja del glamour típico de los musicales, para regresar solo en momentos precisos, como en la interpretación de No More, donde Michael le muestra a Jonathan cómo es vivir una vida acomodada cuando se tiene un trabajo estable. La canción termina en una de las escenas mejor logradas de la película, con ambos en el imaginario danzando, vestidos de frac, con brillantina flotando en el aire, con Larson entrando al ascensor y volviendo rápidamente a la realidad del atiborrado metro de Nueva York.
Además de la dificultad de no poder completar su gran obra y perder a sus cercanos, Michael le cuenta que tiene SIDA. En este momento el musical desaparece, o más bien los tintes de comedia dentro de él. Es el momento donde el protagonista cae en cuenta que quiere contar esa historia, su historia, y no una ficción de otro mundo.
Hacia el final de la película, el personaje de Susan narra que el compositor finalmente logra llamar la atención de los influyentes de Broadway y contar su historia en Tick, tick… BOOM!, para luego crear Rent, obra emblemática para el mundo de las tablas, la cual estuvo en Broadway por 12 años.
Garfield, sin duda, realiza uno de los mejores trabajos de su carrera, en un momento especial de su vida. Su madre murió justo antes de comenzar las grabaciones de Tick, tick… BOOM! y, según ha contado en entrevistas, no quería que el rodaje terminara, para seguir sintiendo el espíritu de su madre y de Jonathan Larson en el corazón de esta película, que por sobre todo tiene que ver con la muerte y los legados que van más allá de ésta.
Título original: Tick, tick… BOOM! Dirección: Lin-Manuel Miranda. Guion: Steven Levenson. Fotografía: Alice Brooks. Reparto: Andrew Garfield, Alexandra Shipp, Vanessa Hudgens, Robin de Jesús. Música: Jonathan Larson. País: Estados Unidos. Año: 2021. Duración: 115 min.