Paterson (2): La complejidad de lo ordinario
La trama de Paterson podría homologarse al ejercicio de escribir en una hoja de papel algo libremente y luego con la misma espontaneidad del primer trazo intentar repasar cada letra. El resultado, aquella palabra repetida pero con un sinfín de pequeñas variaciones, repetida pero embellecida a su vez por la fuerza de la casualidad, es de algún modo la forma que Jarmusch propone para sumergirnos en la rutinaria vida de Paterson, un tipo que se dedica a escribir poesía al mismo tiempo que maneja un autobús y divide su vida entre el trabajo, la mujer que ama, sus amigos del bar y un bulldog inglés.
En alguna entrevista Jarmusch describió Paterson como “un antídoto para el drama, la acción y la excitación” y en más de algún sentido lo es. Paterson como película pareciese rehuir del conflicto y el drama como si fuese ella misma la que llegado el momento de la ofuscación, del quiebre, de la revelación se diera cuenta de que no hace falta, de que no vale la pena; como si la película en sí fuese capaz de contar hasta diez antes de llevar a cabo cualquier acción estrafalaria. Es cierto que Jarmusch nunca ha sido demasiado amigo del melodrama y las persecuciones; no es marca de su cine, más bien todo lo contrario, su búsqueda en general ha sido una que apuesta por “el camino del medio” como alguna vez lo ha llamado, eso que sucede entre las elipsis, lo que desborda el argumento, y es ahí donde Paterson se sitúa quizás como un momento culmine de esa búsqueda, encontrando en esta película algo así como un mínimo común múltiplo, un mundo y una forma que le es completamente familiar y propia pero habitado por personajes que no necesitan de grandes máscaras o caretas para ser llamativos, sino que el misterio más intrigante es el como se las arreglan para llevar una vida que a todas luces podría ser descrita y es vivenciada en el film como plena aún cuando sobre el papel podría parecer la definición misma de enajenación.
Todo esto no podría ser logrado si no hubiera una sensación de ternura que atraviesa toda la película, una especie de placer tibio que recorre el cuerpo, y que se manifiesta por sobre todo en la relación que Laura y Paterson entablan, y que –al igual que el resto del film- pareciese no tener conflictos o simplemente deshacerlos apenas aparecen. Es así como Paterson no parece molesto ante los constantes y particulares cambios de decoración de Laura, sus extraños platos de cocina o su repentino capricho de aprender a tocar guitarra de la noche a la mañana. Al igual que con otras parejas de la filmografía de Jarmusch, uno parece estar lejos de entender la raíz de sus códigos, una raíz que hurgue profundo y que da lugar a niveles de complicidad, comprensión y paciencia cuya máxima expresión son las sobrenaturales conexiones de los protagonistas vampiros de “Only Lovers Left Alive” pero que en el caso de “Paterson” parecen ser llevados a sus límites humanos, poniéndonos frente a una pareja que parece haber dominado a la perfección el juego de las distancias y las cercanías.
Ese mismo amor que ambos se profesan y comparten se desborda sobre las cosas que hacen y las tareas que emprenden; ya sea en la avidez con que Paterson escucha las conversaciones del bus o esa fascinación absorta en la que se ve envuelto mientras escribe los poemas en su cabeza y aparecen flujos de agua en pantalla al mismo tiempo que maneja por el pueblo; o la dedicación de Laura por sus magdalenas o –por ridícula que parezca- a su carrera en ciernes de cantante de música country aún cuando no haya tomado una guitarra en su vida.
¿Y la poesía? Ahí está. La poesía en Paterson va más allá del acto mismo de escribir; es precisamente una forma de estar en el mundo. Paterson siendo en Paterson y embelleciendo su mundo desde su singular forma de percibirlo. De alguna forma Jarmusch se las arregla para hacer una película de pocos elementos sobre una vida de pocos elementos, pero que al igual que en un poema deja recaer el éxito de su forma más que en el cuanto y cuando en el qué y el cómo. La poesía de Paterson es a fin de cuentas, la de encontrar una forma bella de vivir.
Nota comentarista: 8/10
Título original: Paterson. Director: Jim Jarmusch. Guión: Jim Jarmusch. Fotografía: Frederick Elmes. Montaje: Affonso Gonçalves. Reparto: Adam Driver, Golshifteh Farahani, Kara Hayward, Sterling Jerins, Luis Da Silva Jr., Frank Harts, William Jackson Harper, Jorge Vega, Trevor Parham, Masatoshi Nagase, Owen Asztalos, Jaden Michael, Chasten Harmon,Brian McCarthy, Jared Gilman, Kara Hayward. País: Estados Unidos. Año: 2016.Duración: 118 min.