Fuerza mayor (Ruben Östlund, 2014): Ver como los suecos pierden su dignidad
La propuesta fílmica que el director sueco Ruben Östlund ha venido desarrollando en trabajos como Involuntary o Play resultan tan desconcertantes como alucinantes y el estreno en cartelera de su último film (con dos años de retraso luego de su exhibición el 2015 en la sección gala del Festival de Cine de Valdivia) es un lujo imperdible.
Fuerza Mayor parte y se articula alrededor de una anécdota en pleno centro de ski. Allí una familia nuclear (padre, madre y dos hijos) pasa una semana de sus vacaciones de invierno, el segundo día de su estadía se sientan en la terraza del restaurante del centro a almorzar, la vista muestra con todo su esplendor las montañas nevadas. Como es costumbre en el lugar, sucede una explosión que produce el desprendimiento de un sector de la nieve que rápidamente parece comenzar a salirse de control y viene directamente a ellos (y también hacia nosotros). Ante la posible catástrofe Ebba, la madre, toma a ambos hijos protegiéndolos debajo de la mesa, mientras que Thomas, el padre, toma su Iphone y sus guantes y sale corriendo lejos. La pantalla se cubre por varios segundos totalmente de blanco, y luego comienza a desvanecerse, retornando las figuras y los colores. Si bien parecía que la avalancha llegaría a la terraza ésta solo pasó por debajo. Nadie ha muerto, nadie está herido. Pero el padre debe volver y sentarse en la mesa de la familia que en caso de catástrofe hubiera abandonado a su suerte.
Östlund es un observador agudo y crítico del comportamiento humano, logra retratar con un realismo brutal esas pequeñas acciones y dinámicas sociales que reflejan el vacío y la inconsistencia del discurso con que la sociedad moderna burguesa occidental blanca se narra a sí misma, atacando principalmente el ideal de principios y valores morales como articuladores de su accionar.
Sus films anteriores ponían en cuestión las dinámicas de grupos y en esta ocasión arremete contra la dinámica familiar, la alta clase media y las expectativas de género. Si uno de los estereotipos más explotados en el cine es el de la mujer como objeto sexual, su equivalente masculino debe ser el hombre como un héroe, y henos aquí con el gesto más instintivo y poco heroico que pudiéramos imaginar por parte del hombre protagonista.
Pero el cine de Östlund no dramatiza, ni exagera, solo sostiene la cámara, y con ella nuestra mirada, ante la acción y se queda allí mirándola de frente, incluso por más tiempo que lo que dura o de lo que perdura la tensión que esta genera. Gracias a tal recurso temporal se produce, por una parte, incomodidad en el espectador y la necesidad de tomar posición ante la situación, y por otra, como cada situación tiene tanto puntos álgidos como trivialidades, queda en ridículo el peso dramático que cinematográficamente o narrativamente solemos cargarle a los hechos. En esa misma sintonía, sus personajes no se explican, ni podemos juzgarlos o entenderlos, a través de un background sicológico sino solo por sus acciones.
Cercano al malestar que provocan ciertos films de Michael Haneke, pero también a la liviandad con que Roy Andersson -quien además es uno de sus mentores- se aproxima desde planos abiertos a profundas reflexiones existenciales, Östlund los combina además con la cultura de youtube, al cual considera como un repositorio de la conducta humana, donde bucea en busca de referencias. Inclusive dos de las escenas más hilarantes de Fuerza Mayor están casi calcadas de videos amateurs que encontró en el canal de internet.
El film funciona también como una contraposición entre la naturaleza y la cultura, no solo por el instinto de sobrevivencia que anula totalmente el rol sostenedor y paterno en una familia, sino también por la forma con que representa el centro de ski: un ambiente absurdo con gente vestida con colores fluorescentes, que usa lentes como visores de google, arrastrados lentamente por máquinas en la mitad de la montaña, donde cada noche se producen detonaciones artificiales para emparejar la nieve de las canchas. Con ese blanco espacio, entre natural y absurdo, la película juega al son del Invierno de Vivaldi para introducir problemáticas existenciales, logrando un resultado provocativo.
Nota comentarista: 9/10
Título original: Force Majeure/Turist. Dirección: Ruben Östlund. Guión: Ruben Östlund. Fotografía: Fredrik Wenzel, Fred Arne Wergeland. Reparto: Lisa Loven Kongsli, Johannes Kuhnke, Clara Wettergren, Vincent Wettergren, Kristofer Hivju, Fanni Metelius. País: Suecia, Francia. Año: 2014. Duración: 120 minutos.