Elle: Una perversión luminosa
Estrenada en Cannes con un gran recibimiento por la crítica internacional, fue exhibida en la sección de maestros de SANFIC y recientemente estrenada en nuestro país en el Cine Arte Normandie, Elle es probablemente una de las películas del año.
El director holandés Paul Verhoeven, autor de Robocop, Showgirls y Bajos instintos, siempre seducido por la provocación, escoge adaptar Oh! la novela del escritor francés Philippe Dijan que presenta a Michele Leblanc, exitosa ejecutiva de una empresa de videojuegos, tan irónica, elegante, cruel, perversa, seductora y por veces también sensible e inclusive tierna, como solo Isabelle Huppert puede llegar a interpretar. Uno de los personajes más complejos y difíciles de descifrar como de describir que se haya visto en el cine reciente, se nos presenta como un misterio y de a poco vamos conociendo cosas de su vida, pero se mantiene implacablemente fiel y dueña de sí misma, develando una autenticidad devastadora.
Y es que el mundo de Elle podría resumirse como el resultado de los fracasos masculinos, donde todos los hombres que rodean a Michele son débiles, mediocres, dependientes. Como su hijo ex-anarco devenido en vendedor de comida rápida, dominado por una pareja que evidentemente carga con un hijo que no le pertenece; o su exesposo, un escritor que ha abandonado su próxima novela y se emparejada con una joven profesora de yoga a quien Michelle dejó luego de que él la golpeara; su padre, quien se encuentra encarcelado con cadena perpetua luego que asesinar hace décadas atrás, cuando ella era solo una niña, a toda la cuadra de la casa donde vivían y sin motivos aparentes.
Michelle se erige en este mundo, más post-masculino que post-feminista, como único parámetro de su vida, dueña total de sí misma, creando su propio espacio de comportamiento. Por lo que cuando es irrumpida en su propia casa por un hombre enmascarado que la golpea y viola de la forma más tajante y seca, ella parece tomarlo como un trámite más en su vida.
El filme, que comienza con la violación, evade cualquier corrección política o moral alejándose de la simplicidad del pensamiento sobre la dinámica víctima/victimario para dibujar una red de relaciones sociales -tanto familiares, amorosas, sexuales, laborales-, públicas como privadas, donde el control, el poder y la manipulación reinan sin caer en ninguna clase de estereotipos ni dramatismos establecidos. Elle le quita al espectador el piso de la moralidad y lo enfrenta de una cachetada a los pensamientos y reflexiones más inconfesables.
Para esto son cruciales su ritmo desbocado y vertiginosa narración a la que el espectador se encuentra destinado desde su apertura al llegar siempre algo retrasado, bajo la figura del entrometido, donde en cada escena pareciera que nos perdemos siempre del comienzo explicativo, y el corte resulta tan revelador como abrupto que no alcanzamos a digerir completamente lo revelado antes de caer nuevamente en una escena a medio comenzar.
Relaciones de larga data que no logramos identificar inmediatamente, acciones a medio realizarse o la continuación de una conversación tácitamente ya establecida. Un mundo con pasado oscuro, habitado por monstruos y un personaje que se nos va develando a lo largo del filme sin recurrir a explicaciones psicológicas ni sentimentales, que ha decidido sobrevivir e imponerse construyendo su propio espacio de comportamiento fuera de la condescendencia.
Paul Verhoeven, asentado en Estados Unidos hace varios años, regresa al viejo continente de la mano de un film soberbio que presenta un mundo donde la perversión se ha disipado como un cáncer con metástasis en la totalidad de su cuerpo social. Un mundo retorcido y malsano que sin embargo se acepta tal y como es y que va de la mano de su protagonista. El film atrapa al espectador en un engranaje laberíntico perfectamente ajustado en donde no se nos permite jamás acercarnos juiciosamente a los personajes. Apenas creemos conocer algo de ellos entendemos que no era como lo pensábamos. Desde esa distancia y espacio que genera la representación puramente cinematográfica vivenciamos la complejidad de una comedia humana luminosa sobre una realidad sórdida.
Verhoeven expande así el thriller de suspenso heredando lo mejor de Hitchcock, pasando por la perversión de Haneke y desembocando en un humor oscuro y corrosivo que le es propio. Mostrando con lucidez y devastadora ironía un relato posible sobre la maldad, la perversión y los juegos de poder en que cotidianamente se mueve gran parte de nuestra humanidad y que el cine ha optado por evadir.
Vanja Milena Munjin Paiva
Nota comentarista 9/10
Título original: Elle. Dirección Paul Verhoeven. Guión: David Birke (basado en novela Oh... de Philippe Djian). Fotografía: Stéphane Fontaine. Montaje: Job ter Burg. Música: Anne Dudley. Reparto: Isabelle Huppert, Laurent Lafitte, Anne Consigny, Charles Berling, Virginie Efira, Judith Magre, Christian Berkel, Jonas Bloquet, Alice Isaaz, Vimala Pons. País: Francia. Año: 2016. Duración: 130 min.