El chef: Tensión en tiempo real

El trabajo que vemos dentro del restaurante, que implica varias piezas en movimiento y la coordinación de todos los involucrados, no se diferencia mucho del acto mismo de hacer esta película. El plano secuencia que diseñó el equipo de Barantini requirió también un alto grado de planificación y la coreografía precisa de sus intervinientes, en un proceso que debía desarrollarse de manera precisa, creando la ilusión de que todo está ocurriendo naturalmente.

En El chef (Boiling Point), el segundo largometraje dirigido por Philip Barantini, la elección del lugar donde fue filmada la obra obedeció a más de una razón. Está aquello que la cinta quiere transmitir, esas características que coinciden con el tipo de relato y el mundo que habitan los personajes, no solo en términos de verosimilitud sino también desde un punto de vista expresivo. De manera adicional, las consideraciones prácticas surgieron como un factor igual o más importante para los realizadores, ya que se trata de un proyecto que fue rodado a través de un único plano secuencia, así que era esencial saber cómo se movería la cámara y la manera en que se desarrollarían espacialmente las escenas. El director, asimismo, tenía una conexión personal con el recinto, lo que resultaba relevante debido a la inspiración de la historia.

Antes de asumir el rol de director, Barantini había desempeñado una carrera actoral que le permitió participar en series prestigiosas como Band of Brothers o Chernobyl. Sin embargo, esos proyectos no aparecían con la frecuencia que deseaba, así que debió complementar la actuación con el trabajo en diferentes cocinas de restaurantes. Lo que vio durante esos años lo inspiró a hacer un cortometraje homónimo en 2019 -también protagonizado por Stephen Graham y filmado en un plano secuencia-, que sirvió como preparación para lo que hizo en esta película. El guion, que escribió junto a James Cummings, muestra la cara poco conocida de esos negocios; los engranajes que mantienen funcionando a una máquina que debe lucir inmaculada ante los ojos de los clientes.

La historia es protagonizada por Andy Jones (Graham), el jefe de cocina de un lujoso restaurante londinense. Ya en los momentos iniciales del metraje somos testigos de cómo sus problemas personales lo están agobiando y se mezclan con los inconvenientes que surgen en su lugar de trabajo. En una de las noches más atareadas del año, el protagonista y el resto de los personajes deben lidiar con una inesperada inspección sanitaria, un número excesivo de reservas, unos clientes desagradables y la llegada sorpresiva de un famoso chef llamado Alastair Skye (Jason Flemyng) y de la crítica culinaria Sara Southworth (Lourdes Faberes). Todos estos elementos deben ser balanceados por los trabajadores del local, en un proceso que parece más la cuenta regresiva de una bomba.

El lugar en el que fue rodada la cinta corresponde a un restaurante real, donde el propio Barantini llegó a trabajar como cocinero. Gracias a su diseño de una sola planta, y a una cocina abierta que conecta con el área de las mesas, la cámara puede moverse a lo largo del recinto de manera fluida, sin muchas distracciones ni tiempos muertos. La fotografía, a cargo de Matthew Lewis, combina la estética y escala del realismo social con la destreza técnica de películas como Birdman or (The Unexpected Virtue of Ignorance) (2014) de Alejandro González Iñárritu o 1917 (2019) de Sam Mendes. Aunque a diferencia de esos ejemplos, en El chef no hay cortes camuflados, y todo lo que vemos fue filmado efectivamente de manera ininterrumpida.

Para mantener un interés constante por parte de los espectadores, el director decidió no seguir solo al protagonista con la cámara, sino que a va variando entre distintos personajes. La atención de la cinta cambia dependiendo de la situación, ya sea para mostrar el mal rato que está sufriendo una de las meseras o para hacernos testigos de una conversación entre el chef famoso y la crítica gastronómica. A ratos, la estrategia de la película la asemeja a un relato coral, algo que potencia el carácter colectivo de su planteamiento. Los cambios de una escena a otra le otorgan dinamismo al largometraje, además de la sensación de estar ante un organismo vivo, que funciona con energía propia; como si estuviésemos espiando un mundo que existe por sí solo.

El trabajo que vemos dentro del restaurante, que implica varias piezas en movimiento y la coordinación de todos los involucrados, no se diferencia mucho del acto mismo de hacer esta película. El plano secuencia que diseñó el equipo de Barantini requirió también un alto grado de planificación y la coreografía precisa de sus intervinientes, en un proceso que debía desarrollarse de manera precisa, creando la ilusión de que todo está ocurriendo naturalmente. Además, mientras otras cintas utilizan la grandilocuencia para atraer la atención hacia sí mismas, El chef prefiere que los componentes técnicos no nos distraigan de lo más importante: la historia y los personajes.

Los principales pilares de la película son las interpretaciones de sus actores, en especial la de Stephen Graham, que debe encapsular emociones muy intensas en un acotado período de tiempo. El resto del elenco contribuye a darle las texturas necesarias al largometraje, con una naturalidad que se beneficia del espacio que les facilita el guion. Si bien la forma en que fue filmada la cinta requirió varios ensayos, durante el proceso de creación de la obra el director le dio al reparto la oportunidad de acomodar los diálogos a lo que ellos consideraban era más espontáneo. De esta manera, se trataría de equilibrar la libertad con lo calculado, para aprovechar las virtudes de cada componente.

Una de las ideas recurrentes a lo largo de la obra es la dualidad que existe entre la faceta social e íntima de las personas. Ese principio se nota sobre todo en los negocios que se dedican a la atención de público, debido a la buena disposición que debe existir hacia los clientes, aun cuando lo que ocurre tras bambalinas no siempre está bien. El estrés, las deudas, la ansiedad, las adicciones, incluso las autolesiones, son algunos de los problemas referenciados por la cinta, algo que afecta sobre todo al protagonista, quien está constantemente al borde del colapso. El último tercio del metraje amplifica el drama del relato, como es de esperar, pero lo hace también evidenciando que las señales de peligro ya estaban presentes en las secuencias previas.

 

Título original: Boiling Point. Dirección: Philip Barantini Guion: Philip Barantini y James Cummings. Fotografía: Matthew Lewis. Reparto: Stephen Graham, Jason Flemyng, Ray Panthaki, Hannah Walters, Izuka Hoyle. País: Reino Unido. Año: 2021. Duración: 92 min.