El ártico: La sencillez como opción para situaciones imposibles

El ártico es de aquellas películas que hablan todo con imágenes, que no te suelta de principio a fin y que es capaz de tomar una historia de supervivencia como muchas, y hacerla una experiencia única. Y es más, se apoya sólo en los elementos básicos del cine para lograrlo: una historia bien contada, una dirección de fotografía que no se agote frente al incesante blanco del Ártico y una actuación notable. De tanto en tanto aparecen piezas que, sin pretensiones de una mega producción, pueden familiarizarte y hacerte empatizar con el terror de la espera entre la vida y la muerte.

En este caso, las acciones se concentran con el sobreviviente de un avión estrellado, Overgård (Mads Mikkelsen), un hombre que ya ha logrado vencer ciertos obstáculos para estar relativamente seguro mientras espera por ayuda. La apertura de la cinta, con el personaje de Mikkelsen escribiendo un gigante SOS en la nieve es un golpe de entrada, bellamente llevado a pantalla. No necesitas saber cómo ni cuándo se estrelló, porque la película comienza a hablarte con detalles. Sabes que ya han pasado días, que ha construido un sistema para poder alimentarse, que el avión sirve de refugio, pero también empiezas a llenar lo no dicho con tus propias deducciones. El gas se acabará, las tormentas continuarán y Overgård completa un mapa para buscar una salida hacia un refugio. Ir o no perder ese aparente estado de seguridad.

Pero, como en todo camino de indecisiones, la situación cambia cuando un helicóptero que lo avista y trata de acercarse se ve envuelto en la tormenta y cae. Una sobreviviente más se suma al camino, pero la joven mujer (Maria Thelma Smáradóttir) se encuentra malherida, así que se empuja la acción hacia la aventura en el Ártico. El resto tampoco importa. Si lo logran o no, con qué condiciones climáticas, animales salvajes o con qué caminos equivocados se toparán. Tampoco si es que alguien llega o no a rescatarlos. No es el punto. Sabes que todo aquello puede ocurrir, pero lo importante es cómo lo cuentas.

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Y por cierto es admirable ver que desde la sencillez, buenas decisiones cinematográficas pueden resultar. O quizás ese es el truco: hacer ver sencillo y armónico un proceso que sin duda estuvo lleno de complejidades. Mucho recae en la actuación de Mikkelsen (cuyo trabajo en la serie Hannibal ha sido siempre bien criticado), quien responde perfectamente a las intenciones de desesperación, tensión y terror que entrega la propuesta fílmica. Pero además, lo que se agradece de El ártico es que sabe encontrar equilibrios. Se detiene en tomas cautelosas, pero no pasa la barrera hacia una película observacional y/o introspectiva y se desarrolla de manera rápida en poco más de hora y media de duración (1:38). Casi no tiene texto, manteniendo una suerte de “realismo”, dejando hablar a las secuencias. En definitiva, una película pensada, reposada en su ejecución, con un guión claro y una historia que busca ser contada porque la perseverancia por sobrevivir pareciera siempre cautivar a los espectadores. No se trata de una obra maestra, no pareciera querer serlo tampoco. Es simplemente un buen relato.

 

Nota comentarista: 7/10

Título original: Arctic. Dirección: Joe Penna. Guion: Joe Penna, Ryan Morrison. Fotografía: Tómas Örn Tómasson. Edición: Ryan Morrison. Música: Joseph Trapanese. Reparto: Mads Mikkelsen, Maria Thelma Smáradóttir. País: Islandia. Año: 2018. Duración: 98 min.