Ave Fénix (Christian Petzold, 2014)

Ave Fénix nos evoca a la muerte, o más bien el proceso para volver de ella. Como si fuera un fantasma, una cantante judía retorna de los campos de concentración alemanes con no solo una vida destruida sino que también con un rostro totalmente desfigurado; después de una reconstrucción de su cara volverá a buscar a su marido, quien posiblemente fue el que la denunció a los nazis.

Sin duda en Ave Fénix hay algo que no se puede ver a simple vista,  pues no es la típica película sobre nazis o judíos, y desde este punto de vista creo que no es fácil de dilucidar aspectos que subyacen dentro de la película. La muerte es un tema latente, la protagonista jugará con un rol de doble representación ya que su marido creyéndola muerta la encontrará en un bar de Berlín y sin reconocerla le propondrá suplantar a su esposa; acá lo extraño pasa por la sobreviviente, que accederá a la propuesta y entrará en un juego hasta cierto punto perverso de hacerse pasar por ella misma.

Sobre este juego con la muerte y la representación del otro, es inevitable no traer a colación una de las mejores películas de la historia del cine que trata este tema de una forma parecida: Vértigo (1958), donde el protagonista busca reconstruir en una desconocida, hasta en el más mínimo detalle, la figura de un antiguo amor ya fallecido. En ambas películas podemos ver cómo se trabaja el tema del doble, con la diferencia de que en Ave Fénix es la propia protagonista la que accede a entrar en este juego.

El trabajo de Christian Petzold es sutil, austero y sin grandes aspavientos. Podemos apreciar cómo ciertos temas recurrentes se pueden ver de una óptica diferente. Todo lo anterior se estructura desde la protagonista que vuelve desde la muerte, representada por el campo de concentración. Pero es este un regreso sui géneris, con un rictus patológico (cómo no después de lo vivido), que se sustenta en un juego de identidades superpuestas, llevado a cabo por un espíritu fracturado y derruido que no es capaz de darse cuenta de su propia muerte y que intenta recuperar lo perdido.

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Ave Fénix como título lo encierra todo; es un renacer, pero no solo desde el punto de vista de su protagonista, también podemos extenderlo al propio pueblo alemán, junto a una ciudad de Berlín que la palpamos en ruinas y que como sabemos pasará por una traumática reconstrucción dividida en dos frentes. Lo traumático de la situación pasa por la protagonista y la opción de su retorno, estableciendo una dinámica enfermiza entre los protagonistas, alejándose así de las expectativas de reconciliación que se podría esperar ante cualquier reencuentro.

Como habíamos dicho, existe una austeridad en el trabajo y también una sobriedad en la representación del propio drama, acá lo que podría faltar es una falta de intensidad, el propio personaje principal esconde sus emociones a tal punto que parece no saber expresarlas. Quizá lo que hubiese aportado a la misma película es que en algun momento, ya sea por parte de la protagonista o su esposo, estas emociones escondidas y no expresadas se hubieran demostrado de forma intensa dado el final abierto de la película. Pero todo eso queda en el ámbito de la opinión personal, no restando a lo que es la película sino como una forma de acentuar las emociones que se echa de menos.

 

Nota de Comentarista: 7/10. Título original: Phoenix. Director: Christian Petzold. Guión: Christian Petzold, Harun Farocki. Fotografía: Hans Fromm. Reparto: Nina Hoss, Ronald Zehrfeld, Uwe Preuss, Nina Kunzendorf, Michael Maertens, Uwe Preuss. País: Alemania-Polonia. Año: 2014. Duración: 98 min.