Araucaria Araucana: Esfuerzos de preservación
Araucaria Araucana es un documental chileno-francés que centra su relato audiovisual en la araucaria araucana, denominación científica del árbol conocido como pehuén, araucaria o piñonero, buscando resaltar tanto su historia natural, el paisaje que le alberga y sus vínculos con otras especies del bosque, así como sus relaciones con la actividad cultural, científica y predatoria humana. El documental se ancla en el relato en primera persona realizado por la “araucaria” que transita los distintos aspectos de su existencia, siendo intercalado por las voces de los personajes consultados en sus relaciones con el árbol (comunidades pehuenches, científicos y el poeta Elicura Chihuailaf) y una potente cinematografía del bosque y la cordillera que recorre visualmente desde pequeños animales y detalles botánicos hasta monumentales paisajes, para retornar habitualmente a la Araucaria como núcleo.
Si bien el film apela a una imaginería visual potente que puede responder perfectamente a sus pretensiones internas, la apelación narrativa no resulta muy innovadora y se la puede remontar a toda la tradición documentalista que ha intentado despertar el interés en el espíritu de sus espectadores a través de la invención de una maravilla desconocida y oculta. El diálogo de Araucaria Araucana con la crítica a tal estrategia de construir la alteridad que aparece en Tierra Sola (Tiziana Panizza, 2017) es inevitable, donde ya se destacó el modo en que el documental objetivante termina construyendo lo digno de ver de un territorio, pero al mismo tiempo lo digno de visitar, lo digno de conocer, en un horizonte que finalmente resulta turístico. En ese sentido, el relato de la Araucaria es una suerte de discurso fuera del mundo, ofrecido desde un actor no-humano que se presenta como un sobreviviente ahistórico que ha logrado preservarse y perseverar a diversas catástrofes y batallas. Pero, al mismo tiempo, el gesto de darle voz al árbol (a pesar de lo productivo que puede resultar darle agencia a los actores afectados por las acciones humanas en el contexto de la conceptualización de nuestra época como Antropoceno) tiene el efecto de establecer una relación entre humanos y naturaleza que resulta exotizada e idealizada.
En relación a esto, el relato troncal impone un marco discursivo en el cual las voces de los personajes humanos, que resultan muy interesantes de escuchar, quedan encuadradas y redirigidas a una ideal relación de convivencia con el mundo natural que al menos debemos cuestionar políticamente. Aún más cuando la voz concreta que se le otorga al árbol es una voz francesa y masculina, con todas las resonancias colonizantes que pueden resultar de esta elección, y que obligan a hacer la referencia al documental Cielo (Alison McAlpine, 2018), sobre el cual Alejandra Pinto ya destacó cómo la obsesión con la magia y el exotismo de la naturaleza chilena puede obturar las búsquedas que son abiertas por la cotidianeidad y los relatos de los personajes, erosionando la experiencia del visionado. En este sentido, el fuerte énfasis en el protagonista arbóreo puede resultar en un debilitamiento de la narrativa que se va abriendo en las asociaciones y propuestas que los entrevistados hacen, e incluso más, estas se vuelven accesorias, suvenires de viaje, cuando no logran interactuar o afectar el relato central.
Por lo tanto, quizás la gran dificultad de Araucaria Araucana son los efectos ideológicos que provocaría en un espectador nacional. Chile resulta un país exótico, un lugar alejado donde la posibilidad de conservar un árbol que ha sabido preservarse de múltiples batallas contra la naturaleza se anuda con la posibilidad de preservar una cultura, o preservar el medio ambiente en general. Pero el costo de esta imagen es que las relaciones sociales en torno al árbol sean podadas de sus características conflictivas para enfatizar el ideal de una relación armónica de lo social con la naturaleza. Para esto el documental debe suavizar u obviar, en primer lugar, el conflicto entre las comunidades pehuenches y las empresas forestales, las hidroeléctricas y el Estado Chileno, y, en segundo lugar, poner en un lugar abstracto todos los antagonismos del relato: ¿Qué produce los incendios que amenazan a la Araucaria? ¿Qué produce que las nuevas generaciones tengan que abandonar sus casas y no aprender su lengua? ¿Qué produce, en suma, el cambio climático?
De esta manera, la salida narrativa que nos deja el documental es la esperanza de una acción protectora que sea capaz de preservar el árbol, pero que, sin embargo, queda situada como interpelación a un espectador que solo puede estar fuera de ese lejano lugar.
Nota comentarista: 4/10
Título original: Araucaria Araucana. Dirección: Rémi Rappe, Santiago Serrano. Guión: Santiago Serrano, Rémi Rappe, Danièle Ball. Fotografía: Santiago Serrano, Rémi Rappe, Matthieu Le Mau, Manuel López, Samuel Linker. Edición: Santiago Serrano, Rémi Rappe, Tristan Guerlotté. Música: Thomas Bouniort, Bernabeu García. Productora: Grenouilles Productions, Chacapa Studio, Ushuaia TV, Telúrico Films. País: Chile-Francia. Año: 2017. Duración: 52 min.