A Ghost Story: La lucha frente al olvido
El filósofo pitagórico del siglo VI a.c. Alcmeón de Crotona escribió que los hombres perecen porque no pueden unir el principio con el fin, pues el desarrollo corporal del hombre no es un círculo sino una línea recta y, posteriormente, una declinación continua. Desde hace cientos de años que, ya sea creyendo en la trascendencia del alma o en las religiones, el ser humano ha buscado rebelarse a esta trágica noción de la levedad de la existencia de la vida.
Y este drama de tintes sobrenaturales dirigido por David Lowery trata precisamente sobre esa rebeldía: un músico (Casey Affleck) fallece en un accidente de tránsito y vuelve como un fantasma a la casa que habitaba junto a su pareja (Rooney Mara). Usando la clásica sábana blanca para ocultar su rostro y sus gestos, este Fantasma se ve imposibilitado de interactuar en el plano de los vivos, convirtiéndose en un testigo de la historia y del incesante devenir del tiempo.
El relato está emplazado mayormente en una casa situada en un apacible y hermoso suburbio de una ciudad del interior de Estados Unidos, filmado en un formato de esquinas redondeadas de 4:3, de forma tan bella que inevitablemente recuerda a aquellos pacíficos e idílicos hogares familiares de Terrence Malick. Por su parte la música, al igual que el personaje encarnado por Affleck, se manifiesta a través de dos planos: por un lado está la trascendental música incidental que evoca la maravillosa presencia del misterio, y por otro, una canción pop compuesta por el protagonista antes de morir, que resuena como un eco de su existencia.
En este contexto, el director y también montajista de la obra, logra que el transcurso del tiempo extienda su sombra a lo largo la historia, ya sea a través de reposadas escenas que denotan su pesadez, o de elipsis narrativas que apresuran los hechos y denuncian su caprichoso carácter que hace que a veces su paso sea tan fugaz.
La vida del Fantasma está atada a ese lugar, allí presencia cómo su expareja lo llora, pero después procede a seguir con su vida, pues ella, como se desprende de su costumbre de dejar mensajes ocultos en las casas que ha habitado, es un espíritu inquieto que acepta el cambio y que lo vivido queda atrás. Sin embargo, contrario a lo que uno pudiera creer, la película no se circunscribe en la anécdota melodramática de una pareja que se ha separado y que debe lidiar con las consecuencias de ello, sino que notablemente se abre a temáticas más universales.
En efecto, ejemplo de lo anterior es que el protagonista no está tan solo, por la ventana de una casa vecina se asoma otro espectro de sábana blanca, con el cual intercambia esporádicos y amnésicos diálogos. Es en estos instantes en que la angustia y la soledad se hacen más presentes, este fantasma vecino que espera la llegada de alguien que no recuerda es un espejo en el que Affleck ve el reflejo de su frágil, anómala y feble existencia.
En su peregrinaje por el inevitable transcurso del tiempo al Fantasma le toca ver la vida y la muerte, la descomposición de la carne, las lúcidas reflexiones de un ebrio en una fiesta sobre la (in)trascendencia del ser y la constante transformación de las cosas. Esto ocurre con todos y con todo, sea una esperanzada familia de colonos del siglo XVIII o una mole urbana repleta de oficinistas, todos están de paso y solo a él le corresponde permanecer ahí, ser testigo en la espiral del tiempo, de su transcurrir como ser humano, su relación de pareja, su muerte, su dolor y también de su posterior condición de fantasma.
Evidentemente, el principio y el fin de una vida nunca podrán juntarse, el tiempo jamás permitirá que esto ocurra y eso es lo que debe aceptar el Fantasma para poder desatarse de aquello que aún lo tiene sujeto.
Una película tan cargada de contenido que una vez vista, se resiste a ser olvidada.
Nicolas Elías Adasme
Nota comentarista: 9/10
Título original: A Ghost Story. Dirección: David Lowery. Guión: David Lowery. Fotografía: Andrew Droz Palermo. Montaje: David Lowery. Música: Daniel Hart. Reparto: Rooney Mara, Casey Affleck, Rob Zabrecky, Will Oldham, Liz Franke, Sonia Acevedo. País: Estados Unidos. Año: 2017. Duración: 87 min.