15:17 Tren a París: Experimento a medias
La nueva cinta del director norteamericano que para muchos vino a definir el espíritu de lo que es el modo de vivir estadounidense (tanto a través de sus actuaciones en policiales y westerns, como a través de sus películas) sigue un lamentable derrotero, similar al que lo llevó a producir la extrañamente premiada y nominada American Sniper (2014), pero a la vez mezclándolo con los elementos más impresionantes de su anterior filme, Sully (2016), el cual aprovechó un hecho real para entregar un drama apasionante sobre la tensión entre los deberes personales y los deberes legales. De alguna forma u otra, Clint Eastwood hace películas sobre héroes que no quieren serlo, o que se ven forzados a serlo por las circunstancias; es la fuerza de esa obligación la que nos indica si en realidad estos héroes lo son, o si estamos ante una pieza más cercana a una propaganda americana de cierta visión (vinculada a Donald Trump y sus seguidores) del “ellos contra nosotros”.
Hay muchas cosas que preguntarse respecto a esta cinta en particular, pero primero algo de contexto: el evento central de la película sucede en un tren expreso que se dirige hacia París, en él tres jóvenes norteamericanos son testigos de un posible ataque terrorista, a lo cual ellos responden atacando y finalmente maniatando al probable terrorista, antes de siquiera ser capaz de disparar su metralleta, la que tenía suficiente munición como para exterminar a cada una de las personas sobre ese tren. El filme se toma su tiempo para llegar al “evento”, el cual en sí no toma más de 10 minutos de metraje, teniendo Eastwood que buscar de manera oblicua una forma en la cual encontrar la “historia”. ¿Qué es, finalmente, lo que importa? ¿El acto heroico, de dónde vienen los personajes o tal vez otra cosa? Lamentablemente, Eastwood y su guionista piensan que la respuesta está en el pasado, pero no en cualquier pasado, sino en uno lejano: en la infancia de los tres protagonistas.
El filme se entrega por más de media hora a las mundanas aventuras de tres niños (uno de ellos afroamericano) en Sacramento, una ciudad de California, donde van a una escuela cristiana, juegan con armas de airsoft, se meten en problemas de conducta estrictamente relacionados con llegar tarde a clases o reírse de un chiste, entre otras cosas que realmente no vienen a entregar ningún tipo de información o sustento que resulte esencial a la hora de entender quiénes son estos personajes, y menos sirven para entender las razones por las cuales su conducta cristalizó en ese tren que los transformó en héroes. Mostrar a tres niños unirse a través de su gusto por jugar “a la guerra” no es símbolo de nada en particular, sobre todo porque yo recuerdo jugar a la guerra y no tengo ningún deseo de unirme a las fuerzas armadas, así como cientos y miles de niños y niñas que juegan a muchas cosas cuando pequeños y que no devienen en nada particular salvo en eso: juego. Esos minutos son terribles, repletos de diálogos irritantes (la madre de uno de ellos dice con la cara muy seria: “mi Dios es más grande que tus estadísticas”), además de que los niños actores están completamente desprovistos de cualquier atisbo de carisma, resultando en actuaciones terribles acompañadas por situaciones poco interesantes, pero que son filmadas como si ahí estuviera el quid del asunto, donde pudiéramos encontrar la explicación de todo. Pero no, no está ahí, o al menos no logra estarlo plausiblemente.
La película da un giro cuando los personajes crecen, siguen siendo amigos pese a la distancia y deciden cumplir un sueño: dar una vuelta por Europa. Dos de ellos están metidos en las fuerzas armadas (aunque en ramas muy diferentes), mientras que el otro se ha mantenido apartado de ese mundo. Acá surge la evidencia de una de las decisiones más curiosas del filme, ya que los actores que interpretan a estos tres jóvenes no son tales, dado que los héroes se interpretan a sí mismos. Eastwood también toma una decisión bastante rupturista, porque en vez de apresurarse hacia los eventos que la historia ha denominado “importantes”, se toma su tiempo y hace que estos tres jóvenes vuelvan a vivir las vacaciones de los hechos que les acontecieron: haciendo las vistas en Roma, Amsterdam, Berlín, conversando entre ellos sobre lo que el futuro les depara, tomando cerveza, yendo a fiestas, conociendo mujeres… De alguna forma, Eastwood les está dando un premio antes del desastre, algo que quizás no han podido tener desde que fueron casi mártires. Es, entonces, ese gesto de simplemente dejar que los jóvenes disfruten sus vacaciones por segunda vez donde se encuentra lo más interesante del filme y que, a la vez, lo aleja del más desagradable nacionalismo que contenía American Sniper.
Obviamente, todo puede ser debatible y 15:17 tren a París puede caerse ante análisis que tratan de discutir su valor artístico como filme que funciona dentro de las dinámicas de un guión con sentido, giros y clímax, algo que la cinta cumple a medias. Pero también resulta claro que el director no estaba preocupado de aquello, sobre todo si estos elementos se podían encontrar en el guión original que dio a luz esta película. Hay una suerte de elemento disruptivo -casi podríamos tildarlo de experimental- para un cineasta considerado más clasicista, como es el caso de Eastwood; pero al mismo tiempo están esos 30 a 40 minutos iniciales que resultan tan pedestres, infantiles y francamente vergonzosos de ver, lo cual hace que todo análisis sobre los elementos más interesantes de la segunda mitad queden truncos. No todo lo que parte mal termina mal, pero, al mismo tiempo, nadie nos podrá quitar el haber sido testigos de la torpeza de un autor que podría estar en una etapa de madurez más sofisticada y menos propensa a las caídas estrepitosas.
Nota comentarista: 5/10
Título original: The 15:17 to Paris. Dirección: Clint Eastwood. Guión: Dorothy Blyskal. Fotografía: Tom Stern. Reparto: Spencer Stone, Anthony Sadler, Alek Skarlatos, Judy Greer, Jenna Fischer, Ray Corasani, Tony Hale, Thomas Lennon, Sinqua Walls, Paul-Mikel Williams, Max Ivutin, Bryce Gheisar, Cole Eichenberger, William Jennings, Jaleel White, P.J. Byrne, Robert Pralgo, Steve Coulter, Gary Weeks, Timothy Carr, Cecil M. Henry, Lillian Solange Beaudoin, BreeAnna Marie, Matthew Barnes. País: Estados Unidos. Año: 2018. Duración: 94 min.