Marcel Hanoun

Tuve la oportunidad de conocer a Marcel Hanoun hace dos años, cuando vino a dar una clase magistral a Barcelona. A pesar de su edad, lograba transmitir pasión por lo que hacía, intentando convencernos que, sí, era posible filmar una película sin medios ni presupuesto.  

Con medios pobres e irrisorios, con la ayuda y la buena voluntad de los que han trabajado conmigo, he podido realizar mis películas. Las he robado, sacándolas de una zona de sombra, prohibida, ofreciéndoselas raramente al público”.

Coincidimos para comer junto a unos amigos en dos ocasiones. Adorable, intenso, divertido, vital, un cineasta de la resistencia, al margen, el artesano que nunca dejó de hacer cine, injustamente desconocido en muchos lugares.

Recuerdo que andaba con una camarita que le habían regalado y que descubría con los ojos de un niño pequeño. En su “Carta a un joven cineasta” me escribió una dedicatoria que nos hizo reír a todos.

Transcribo la “Carta a un joven cineasta“… la  dedicatoria prefiero guardarla sólo para mí.

Carta a un joven Cineasta

Apropiaos de toda forma de fuera de campo, esquivad la norma, poneos al margen, observad el mundo, no para estar dentro de él, liberaos del corsé de vuestros prejuicios, pero sobrevolando con un gran angular sin hacer un zoom.

Tomad la libertad de inventar, para inventar la libertad.

Afilad vuestra pluma, injertadla en el ojo de una cámara, una oreja que no sea más que un edificio sin pabellones visibles. Tomad esta pluma, escribid, trazad con imágenes sonoras aquello que podrías vanamente filmar en palabras visuales, seductoras y falaces. haced, rehaced el cine más allá del cine.

No busquéis más maestros que vosotros mismo, no busquéis maestros para filmar, que no serán más que profesores de ballet que sólo quieren enseñaros a bailar bien un film.

Haced vuestro camino caminando paso a paso, masticando amargas y tiernas piedras. avanzad libre de toda disciplina mercantilista.