Quiero Entrar: La fantasía de un ingenuo, un gran cínico o solo un delirante…

Quiero Entrar (2012) construye su cinematografía desde los destellos de las frías luces de la imagen de televisión, serie de simulacros entre lo verdadero y lo falso. Eduardo Orellana protagonista de la película, nos muestra una seguidilla de apariciones de él en la pantalla chica que datan de diferentes épocas; años ochenta, noventa, tal vez comienzos del 2000; aparece en roles secundarios (bolos) en series como Mea Culpa, en otras ocasiones simples cameos en comerciales o como público de estelares, es decir, a sus cincuenta y un años quiere convertirse en un artista y llegar a la gente, cree que en la televisión realizará su sueño.

Quiero Entrar es un híbrido que oscila entre lo documental y la ficción. Sobre los elementos reales concomitantes al género documental, Orellana aparece en todos esos archivos y espera su oportunidad para ser parte del medio de una forma bastante ingenua, patética. Dos furtivas apariciones protagónicas, la primera en el matinal “Buenos Días a Todos”, la segunda en un estelar, “Aquí se pasa mundial” conducido por Cecilia Bolocco, es lo más cercano a cumplir su sueño; en ambos espacios es parte del panel de invitados y plantea su deseo por entrar en la televisión y hasta poder transformarse en un destacado animador.

Roberto Farías, director de la película, actor (Mi último round,  2012) conoce el medio y juega con los elementos delirantes que le entrega Orellana -una extraña cinta- que contiene su reel (un promocional en donde aparecen todos estos videos). Farías toma a este personaje de la realidad y lo introduce en una ficción sobre sí mismo.

 

Una  serie de simulacros

Quiero Entrar juega con la realidad, cuestiona el patetismo humano y su delirio. Es una imitación delirante, teatral de un producción de cine, se montan escenas en donde Farías y variados actores de televisión y cine aparecen en pantalla cuestionando al personaje en forma directa, irracional  o absurda. En otras escenas, Orellana solo interviene y se hace parte; destaca la aparición de Willy Benítez, quien lo apoya en su fantasía y realiza un monólogo de su propia experiencia en televisión.

¿La experiencia real vivida por el protagonista en esta película es una serie de simulacros que amenazan su realidad?, ¿Se sabe hasta dónde él es un ingenuo enfrentado a la burla constante, un gran cínico, un delirante? Quiero Entrar traspasa los límites y ahí radica su valor,  en la puesta en escena del cinismo y en la entrega del personaje a esta nueva realidad fílmica.

Farías crea una confusión entre lo verdadero y lo falso. ¿Es la vida real del personaje la que vemos en el metraje? Esas viejas imágenes en video son alternadas astutamente en un montaje paralelo del presente ficcionado de Orellana en el que su imagen se trasforma en un simulacro de sí mismo. Farías, director de la película va más lejos ¿La realidad es entendida como la coartado de la simulación?, coartada perfecta para ocultar el hecho de que todos podemos ser como Eduardo Orellana, todo ese elenco de actores, nosotros espectadores de esta película. Lo único que puede ser certero es que Orellana muere en su simulación, su imagen es solo un simulacro, una fantasía y su deseo se desvanece en esta falsa realidad.