Las mujeres del pasajero (Patricia Correa y Valentina Mac-Pherson, 2013)
Tránsitos y evocaciones a la sexualidad desde los despojos de un motel
El documental contemporáneo en nuestro país posee una nuevo imaginario que se expresa en películas destacadas nacional e internacionalmente y en diversos circuitos y festivales; ello producto de búsquedas y riesgos en la forma de abordar temáticas, estéticas y lenguajes. Las mujeres del pasajero, en el caso que nos ocupa, es la primera obra de las jóvenes realizadoras Patricia Correa y Valentina Mac-Pherson, quienes devienen de estas miradas frente a la realidad local.
Las mujeres del pasajero se construye desde los desechos que se encuentran en las variadas habitaciones de un motel capitalino; son las huellas que evidencian excesos, excentricidades y pasiones de parejas que transitan fugazmente por el lugar amatorio. Su narrativa se apoya en el relato de las mujeres encargadas de la limpieza, testigos fortuitos de todos los hechos que acontecen en aquel espacio fugaz.
La construcción del testigo
La película posee un registro pulcro a nivel fotográfico sumada una atmósfera interesante cuyo origen lo crea el espacio sonoro. La cámara observa ubicándose de forma clandestina a ras del suelo, con ello permite mantener el anonimato de los pasajeros del motel, se aprecia solo su calzado, detalle que permite imaginar cómo pueden ser aquellos transeúntes. De otro lado, están las entrevistas formales, en donde la cámara toma otra posición y la estética se constituye por planos fijos y bien compuestos de las protagonistas, a saber, cuatro mucamas de diversas edades encargadas de la mantención del lugar.
El mérito de Las mujeres del pasajero es que por momentos lograr transmitir la capacidad de evocar imágenes al espectador, hacerlo partícipe de la complicidad y especular desde las fantasías que construyen aquellas mujeres-personajes testigos involuntarios. Ellas, de forma instintiva, llevan al espectador a pensar qué pudo acontecer en aquel espacio íntimo.
Residuos de comida, juguetes sexuales, restos de drogas, manchas y fluidos son los antecedentes de la sexualidad de cada usuario del motel en una especie de metafísica inanimada del deseo anónimo y clandestino.
En algunos pasajes las mujeres hacen referencia a un amor cursi y contradictorio al que se vive en el motel; en otras, son reflexiones simples o conservadoras, liberales también aunque siempre la tónica es a puerta cerrada. En tal sentido, la radiografía a la mujer es un poco escueta y la forma visual parca. La intimidad de las trabajadoras también se expone, ellas cuentan sus propias experiencias con el amor, la sexualidad, la pareja… y hasta lo que ellas han aprendido y puesto en práctica de su paso por el lugar. Estos testimonios aportan humor, otras veces lástima y melancolía. Las mujeres del pasajero es una película que retrata lo vulnerable de la sexualidad desde los despojos, tanto para los pasajeros del motel como las trabajadoras de este.