Toda la sutileza de esta secuencia se ve profundamente opacada, más bien aplastada o, sin lugar a dudas, escandalizada cuando llega el próximo plano secuencia con cámara fija, minutos más tarde. Todas las pistas anteriores pierden sentido ante tal decisión. Todas las miradas, los abrazos, el orden estratégico que emplaza a los integrantes de la familia pierden validez al decidir mostrar el horror de frente. Nuevamente la culpa la tiene la forma: ¿cómo se filma una violación?
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