Informe XXIII FIDOCS (5): Visión nocturna. Un viaje necesario

La historia personal de su directora y protagonista nos envuelve en una experiencia repleta de emociones donde nos hace partícipe de un hecho que marcó su vida: una violación. El uso de cámara desenfocada y night shot para ver en la oscuridad de la noche, las diferentes luces y textos en distintos momentos de la película, fotografías de los documentos que fueron parte del juicio que Carolina llevó a cabo, son algunos de los elementos que nos ayudan a seguir este relato. La psicología, narración y sentir de la personaje durante todos esos años desencadenan en una historia profunda e importante de ver.

Visión nocturna es una película totalmente cercana, emocional, sencilla, realista, sensible y sutil a la vez. Esas son algunas de las palabras que definen de mejor manera el largometraje documental y opera prima de Carolina Moscoso, presentada como parte de la competencia nacional en la 23° versión de FIDOCS. La historia personal de su directora y protagonista nos envuelve en una experiencia repleta de emociones donde nos hace partícipe de un hecho que marcó su vida: una violación. El uso de cámara desenfocada y night shot para ver en la oscuridad de la noche, las diferentes luces y textos en distintos momentos de la película, fotografías de los documentos que fueron parte del juicio que Carolina llevó a cabo, son algunos de los elementos que nos ayudan a seguir este relato. La psicología, narración y sentir de la personaje durante todos esos años desencadenan en una historia profunda e importante de ver.

Vivimos una experiencia a través de la historia, desde que ella relata el momento en el cual sufre este hecho en Papudo, cómo toma la decisión de llevar este caso a la justicia, abandonarlo, y luego querer retomarlo para poder ir cerrando de alguna u otra manera este ciclo que perduró durante muchos años en su vida. Comparte el dolor, los recuerdos, los lugares y lo más oscuro de todo este proceso con el espectador. Moscoso encuentra en su relato la manera de jugar y mezclar el dolor, pena y rabia que conlleva la vivencia propia de este hecho con una pizca de humor en diferentes momentos del film, los cuales nos acercan mucho más a la espontaneidad de la protagonista y su relato.

Los videos caseros filmados por Carolina durante muchos años, antes y después del acontecimiento, nos llevan a entrar en lo más profundo del personaje, ser partícipe de sus reflexiones e intimidad. No solo vemos situaciones que nos explican o recurren al momento de la violación y su proceso judicial, sino también a eventos cotidianos de su vida: viajes con amigos a diferentes lugares, vacaciones, relaciones familiares, instantes de soledad en su casa, cuestionamientos varios, lugares acompañados de naturaleza y musicalidad que son parte de este valiente testimonio. El uso del texto en el relato es fundamental, muchas veces explicita lo que nos cuesta hablar y expresar.

La decisión por incluir imágenes borrosas en la fotografía nos permiten percibir cada espacio y testimonio de una manera distinta, la esperanza de la luz del día se va alternando con el cuestionamiento y los recuerdos en la oscuridad de la noche. Los sonidos y música que la acompañan nos ayudan mucho a entender el estado anímico en el que ella se encuentra en distintos momentos, fechas y lugares dentro del relato enfrentándose/entendiéndose.

El espectador se embarca en un viaje durante 78 minutos, en donde se convierte en un acompañante y confidente de esta etapa, abierto a escuchar, se entrega a saber, afrontar e intentar cerrar y sanar junto a la protagonista. Visión nocturna nos permite ver lo doloroso, lo real, lo que sucede: un hecho que cada vez es más común en nuestra sociedad, donde se siguen sumando más víctimas cada día, pero que es necesario detener y seguir luchando para que acabe. Para eso es importante visibilizar, denunciar, hablar y sanar, cada quien con sus propios procesos y tiempos, como queda demostrado en este necesario documental.