FICV 2012 (5): Carne de Perro

Esta es la segunda película de Fernando Guzzoni, pero su primera ficción. Sin duda uno de los filmes más esperadas en FICV 2012 por el premio recibido recientemente en San Sebastián que con una proyección repleta (la más concurrida del festival), evidenció ese interés.

Carne de Perro narra la historia de Alejandro un militar en retiro que vive solo y trabaja como taxista. En el último tiempo un malestar “físico” lo ha comenzado a fastidiar y su preocupación lo lleva a visitar al doctor. Su única compañía es su viejo perro y de vez en cuando sigue a la distancia a su hija tras la salida del colegio.

El comienzo del filme es auspicioso, Alejandro tiene un ataque de ira tras recibir una enigmática llamada. La cámara lo observa en su descontrol hasta que este sale de la habitación, la cámara sigue observándolo, pero fuera de foco, es en este momento que sabemos que gran parte de lo que veremos no será del todo “claro”, hay algo subterráneo que incomoda a Alejandro y no sabremos nunca bien qué es.

Guzzoni se centra todo el tiempo en la figura de Alejandro, un sujeto solitario y compungido, que de alguna forma se nos intenta mostrar como un hombre que carga con un pasado pesado, se insinúa que quizás fue uno de aquellos que durante la dictadura de Pinochet tuvo que ejecutar, está no es una certeza, pero sabemos que algo liga al protagonista al ejército, su problema de salud lo hace buscar ayuda en la asociación de militares en retiro, también realiza algunos ritos ligados a lo militar, cómo poner las banderas en su casa tras la muerte de un ex colega. Así mismo constantemente ve videos y oye canciones que lo ligan al mundo uniformado, incluso a ideologías como el nazismo.

Nunca sabemos con certeza si lo que lo inquieta es su pasado como uniformado o su ruptura familiar (o quizás ambas), porque su señora e hija se han marchado, hecho ocurrido, al parecer, no hace mucho tiempo. Alejandro muestra una conducta violenta y un actuar errático, intenta tener gestos de bondad con una desconocida, pero no obtiene resultados. Es así como su angustia va creciendo, y la duda de que si esta crece por los fantasmas de su pasado o los problemas de su presente vuelven confusa la historia (sobrecargando al personaje con muchos males).

Alejandro es un ser alienado que vaga por distintos lugares de la ciudad, busca ayuda médica, desea arreglar su vehículo, intenta acercarse a su hija, visita una prostituta (pero no tiene sexo con ella) y recurrentemente va a nadar a la piscina, es aquí al parecer en donde encuentra su paz. Pero en todos sus actos siempre está contenido, su cuerpo es en cierta medida una bomba de tiempo que cuando explota resulta ser un acto evidentemente calculado por el director, en donde se intuye el por qué de la soledad de este hombre.

Guzzoni filma de manual, el del realismo ascético, en donde las palabras quedan relegadas al segundo plano, la cámara es en mano; siempre mirando por sobre el hombre del personaje, sin música, corte directo, montaje elíptico y agrega simbolismos, en este caso el agua. La que aparece en varios momentos de la cinta, al parecer es la única que logra apaciguar el ánimo de Alejandro, ya sea en una ducha, o en el grifo refrescando la mano tras golpear muebles, en la misma piscina en donde nada e inclusive en el mar, momento en que pareciera que Alejandro por fin se puede “limpiarse” no solo por fuera si no que en su interior.

Carne de Perro es una película articulada con conciencia y frialdad, se sitúa bajo el realismo ascético, y aunque su efectividad emotiva es casi nula, sus procedimientos formales están puestos en escena con precisión.  Sin embargo queda la ingrata sensación de que el filme no es más que mero artificio.