Los niños (1) : Llegar a ser adultos

Es difícil escribir sobre Los niños, o al menos tan difícil como no sentir pena una vez que la película termina. Y es que, detrás de las graciosas y divertidas situaciones que nos presenta el documental, existe un trasfondo sumamente triste. Los niños presenta las vidas de Anita, Andrés, Ricardo y Rita, cuatro adultos entre 45 y 50 años que asisten juntos a un colegio especial hace cuatro décadas, ahí trabajan y pasan la mayor parte del tiempo. Desde una aguda y respetuosa observación, la directora Maite Alberdi construye un documental coral que nos permite conocer la intimidad, el imaginario y los sueños de cada uno de sus personajes. A su vez, de fondo se plantea la problemática lucha entre ser adulto con discapacidad intelectual y las posibilidades que el entorno y la sociedad brinda a personas que durante toda su vida son considerados como niños. Por lo mismo vale preguntarse, ¿cuándo comienza la adultez? Al parecer para ellos nunca.

La película contrapone el mundo de los adultos al de Anita, Andrés, Ricardo y Rita. Con un punto de vista claro y siempre situado en quienes tienen síndrome de Down, todo aquel que los rodea es presentado fuera de cuadro o desenfocado. La voz de los adultos se articulará entonces como una suerte de puesta en escena, donde sus discursos nunca sonarán tan naturales ni espontáneos como el de los protagonistas. Así, los adultos que aparecen en la película muchas veces pondrán en evidencia un pensamiento básico al lado de las complejas y lúcidas reflexiones que “los niños” realizan. Por ejemplo, el taller de adultos conscientes en su afán por empoderar a sus alumnos parece más bien un grupo de autoayuda que subestima a sus participantes. En esta misma línea, siempre aparece una risa o una suerte de burla en quienes se encuentran con personas con discapacidad intelectual. La risa, sin embargo, no sólo es propia de los adultos que lidian con ellos, sino en todos lo que vemos la película (y tiene sentido, si pensamos en la idea bergsoniana de la risa como una corrección a algo que no está correcto).

Aunque siempre de manera infantil, cada uno de los personajes pareciera representar una suerte de constructo social. Anita, es la más punk y revolucionaria del grupo; cansada de hacer siempre lo mismo -y por lo demás consciente de lo reducido que es su día a día-, cuestiona la rutina y la misma institución a la que asiste. Cuando está de telefonista y debe explicar qué actividades se realizan en el colegio, nombra los pocos talleres que hay, finalizando con la frase “eso no más”. Es un detalle, pero deja en evidencia la pobreza que encuentra en su cotidiano. Apasionada también, Anita está profundamente enamorada de Andrés, un antiguo mujeriego, que también es un poco machista. Sin embargo, Andrés ha encontrado el amor con Anita y se transforma en uno de los personajes más maduros, profundos y lúcidos del relato. Es emocionante ver la escena en que consuela a Anita una vez que su padre ha muerto. Lleno de sabiduría, Andrés le dice que la única manera de vencer la muerte es teniendo a las personas que ya no están con nosotros en el corazón.

Rita, por su parte, es la más gozadora, alegre y sensible del grupo. Un personaje que va creciendo a medida que avanza la película, que con una construcción sutil y llena de brillantes momentos demuestra cuántas ganas tiene de pasarlo bien. Y así la vemos: robando chocolates, no respetando su dieta, probando cada plato y besando apasionadamente a un compañero que parece estar poco interesado en ella.

Finalmente encontramos a Ricardo: mandón, trabajador y un líder natural. Su personalidad queda en evidencia al comienzo del documental, cuando regalando dulces trata de comprar votos para ser el presidente de curso. Asimismo, notable es el momento registrado una vez que Ricardo ha ganado. En un plano general vemos a Anita, Andrés y otro compañero, tristes por la derrota. Ricardo llega donde sus amigos, pero ellos inmediatamente se van. La cámara no los sigue y deja que salgan de cuadro. Ricardo queda solo en plano preguntando qué fue lo que hizo. En off escuchamos a Andrés responderle si alguna vez ha sabido de un presidente de Chile que hubiera hecho lo mismo que él. El momento da risa, la toma es irónica, precisa, y da cuenta de una reflexión no menor: en un sistema democrático los votos no se compran, pero, y aunque lo hayamos aprendido de distinta manera, todos sabemos que la realidad es distinta.losniños2

El personaje de Ricardo, a su vez, se convierte en el representante de un problema que la mayoría de los chilenos tenemos: la plata. Él aún vive con su familia -la que incluye una mañosa abuela que parece no tener paciencia para con su nieto con síndrome de Down-, sin embargo sueña con ser independiente. Pero por más trabajos que tenga, no logra juntar el dinero suficiente para poder valerse por sí mismo, ya que le pagan muy poco[1]. Problemas como este entregan un lamentable subtexto: no importa a qué minoría se pertenezca o las desventajas sociales que se tenga, porque en una sociedad de consumo como la nuestra los problemas se repiten, y los desfavorecidos siempre serán los que perderán.

Los niños no busca entregar un mensaje panfletario, y mucho menos trata con lástima a sus personajes. Sin embargo, con empatía, visibiliza un problema del que debemos hacernos cargo como sociedad. Un documental delicado, inteligente y sensible, con una impecable fotografía y lleno de detalles que dan cuenta de un acucioso trabajo de investigación y observación. La película nos invita a vivir una historia de desamor, fracasos, pero por sobre todo llena de sueños. Cuando Los niños termina quedas triste, en silencio, incluso frustrado; pero con los días el documental vuelve a tus pensamientos y te recuerda que el buen cine nunca separa la ética de la estética.

 

[1] Es importante decir que el documental ayudó sustancialmente al cambio de ley que contempla el pago del sueldo mínimo a personas con discapacidad intelectual. Asimismo, las empresas con más de 100 trabajadores actualmente se encuentran en la obligación de contratar al 2% del total de su personal a personas con discapacidad intelectual.

Nota comentarista: 9/10

Título original: Los niños. Dirección: Maite Alberdi. Guión: Maite Alberdi. Producción: Maite Alberdi, Denis Vaslin. Fotografía: Pablo Valdés. Montaje: Menno Boerema, Juan Eduardo Murillo. Música: Miguel Miranda. Sonido: Boris Herrera, Juan Carlos Maldonado. País: Chile. Año: 2016. Duración: 80 min.