Logan (2): Todo lo que conocemos se acaba hacia el final
Durante la promoción de Logan, uno de sus trailers incluyó inteligentemente a la canción "Hurt" de Johnny Cash, un cover de Nine Inch Nails que sonaba mucho más saturada en su versión original. La apuesta de Cash, acústica, sin adornos, se convirtió en la versión definitiva de ella porque desde su falta de artificios fue posible encontrarse con la carta de despedida del cantante, quien la interpretó de forma honesta y depurada, casi en bruto.
Esto que parece un antecedente menor habla mucho acerca de la tónica que tiene esta nueva entrega de Wolverine. Alejado de las pantallas verdes y el CGI que rodea todas las películas de superhéroes, Logan es el resultado de una producción convencida de que la máxima del “menos es más” es real. Y al igual que la jugada de Cash, es también un filme que viene a ser un reinterpretación de los mutantes que conocimos antes en todas las películas X-Men, alejada de los trucos técnicos y convertida en la mejor visión que podríamos tener de sus historias.
Con esta lógica, el director James Mangold quien también es el guionista de este filme, se aleja del canon de las películas de la saga X-Men y genera un universo aparte de ellas. Mucho se ha dicho sobre la vertiente western en este caso, lo que no es casual. Desde la polvorienta Texas hasta los bosques de la frontera con Canadá, la nueva historia de Logan apunta a los temas centrales de este género, en donde ronda la desesperanza entre sus protagonistas y frente a la urgencia, toman decisiones que cambian su vida.
Logan -quien para efectos formales usa su nombre real, James Howlett- es un conductor de limosinas para rentar. Es uno de los últimos mutantes que quedan después de una tragedia que terminó con la mayoría de ellos. Reparte sus días entre su trabajo y el cuidado de Charles Xavier, el antiguo director de la Escuela para Niños Dotados, un orfanato que cumplía con recibir a jóvenes mutantes para enseñarles a controlar sus poderes y proveerles de educación.
El mundo ya no es lo que nos enseñaron en todas las otras películas de la saga X-Men. Corre el año 2028, los mutantes ya no existen y llevamos 25 años sin que nazca un niño de esas características. Charles Xavier es un nonagenario que carga con los efectos de la demencia senil, algo que en quien fuese el cerebro más poderoso del planeta lo convierte en un arma de temer. La nebulosa de su enfermedad no le permite acceder a ese poder y mucho menos controlarlo. Su vida es la de un anciano dependiente, encerrado permanentemente por temor a lo que pueda provocar. Logan, quien actúa como cuidador, ha debido pedir ayuda de otro mutante para apoyarle en la atención de Xavier. Estos tres personajes, que son quienes abren el primer acto de la película, se plantean con una dinámica familiar que permite reconocer claramente cuáles son los roles de cada uno. Esta dinámica es tan importante, que muy probablemente la irrupción del cuarto personaje que tenemos en pantalla, una niña llamada Laura que cuenta con las mismas habilidades de Logan, no podría ser posible sin esos lazos previamente desarrollados.
Tenemos una serie de decisiones valientes por parte de Mangold para este filme. Al restar a Logan de la tradicional saga X-Men y convertirlo en un personaje trágico en busca de redención -familiar, social, mental- dejamos de estar inmersos en una película “de superhéroes”. Las habilidades que convierten a los personajes en tales pasan a segundo plano, y pone en relevancia elementos que en otras películas de la saga trataron de ser tocados sin ningún éxito. El sentido de familia y de protección cruza toda la historia, porque la niña, desde su desconocimiento de ese tipo de relaciones, va absorbiendo todo lo que va viendo junto con el espectador. Las situaciones que nos hablan del cariño que sienten los personajes se van presentando paulatinamente, lo que nos permite captar el desarrollo de Laura desde un estado primario y desarraigado hasta alguien que obtiene un sentido de pertenencia que no tiene que ver tanto con lo territorial como con el saber de dónde se viene. Hay un plus incorporado con Mangold, que tiene que ver con personajes que conocen exactamente su origen, pero que en el camino se han ido transformando en otra persona. La niña emerge por sí sola como una oportunidad de redención para prácticamente todos los personajes principales de esta película, porque aunque cargue con los errores de su especie, es en ella donde está la oportunidad de ser algo mejor. Aquí es donde mejor podemos observar la relación de esta película con otros westerns, acercándose a la estética y la temática de directores clásicos del género. Las referencias a John Ford, con una similitud de planos que recuerdan a La diligencia y The Searchers, nos devuelven a ese tipo de cine, sin caer en el homenaje facilista, sino más bien sujetándose de esa vertiente para hacer un filme que vuelve al concepto de “hacer las cosas como antes” en términos técnicos y narrativos.
Logan es en todo sentido un golpe a la cátedra. Por primera vez logramos comprender la condición de marginalidad de los protagonistas. En sus versiones anteriores, la situación del espectador frente a los superhéroes de este tipo generaba una empatía que más tenía que ver con lo invencible que nos parecía el personaje. Ahora, Logan se presenta desde el primer minuto como alguien distinto, mucho más débil físicamente y que parece ser mucho más vulnerable que lo que habíamos visto antes. La humanización del personaje abre otra serie de aristas y podemos empatizar con él porque conocemos su historia hacia atrás, pero también comprendemos su situación actual, nos hace sentido y la vivimos con él.
Con una cadencia y un ritmo que jamás se pierde, lleno de pequeños detalles que van cobrando relevancia a medida que avanza el filme, Mangold convierte a Logan en un verdadero upgrade de lo que entendemos por película de superhéroes, y se vale del western, un género que de a poco ha ido resurgiendo, para hablar de temas comunes y cotidianos que permiten que cualquiera que se enfrente a ella pueda sacar conclusiones. Los superhéroes ya no serán lo mismo después de Logan. Los fanáticos de esta saga, tampoco.
Nota comentarista: 9/10
Título original: Logan. Dirección: James Mangold. Guión: Scott Frank, James Mangold, Michael Green. Fotografía: John Mathieson. Reparto: Hugh Jackman, Patrick Stewart, Dafne Keen, Boyd Holbrook, Stephen Merchant, Elizabeth Rodriguez, Richard E. Grant, Doris Morgado, Han Soto, Julia Holt, Elise Neal, Al Coronel. País: Estados Unidos. Año: 2017. Duración: 135 min.