De las clases de guion, una de las que más recuerdo es la de teleseries. El profesor, un famoso guionista de teleseries para Chile y Latinoamérica, nos decía que la historia básica se compone de dos personas que se quieren y un algo que se lo impide. Ese algo puede ser un tercero, la sociedad, la familia, etcétera. Los fuertes, primer largometraje de Omar Zúñiga Hidalgo presenta una estructura similar, pero donde son varios los elementos que inciden en la dificultad de concretar la relación entre los protagonistas.

La historia se centra en Lucas (Samuel González), quien vive en Canadá y viaja a Corral a visitar a su hermana, luego de años de no visitar Chile. La pasividad del personaje, unido a un paisaje donde todo da la impresión de suceder en otro tiempo, recrean una sensación más que de soledad, de un espacio interior que se funde con el exterior. Allí, Lucas conoce a Antonio (Antonio Altamirano), un pescador de Isla Mancera. La atracción entre ambos es inmediata, iniciando una relación que, si bien nunca se muestra como prohibida, en la película nunca es mostrada como una relación pública.

Se pueden observar varios referentes muy cercanos a la narrativa, personajes y sensaciones que se ven en Los fuertes. La primera es la película británica God’s Own Country (2017), primer largometraje del actor y director inglés Francis Lee. Aquí, un joven granjero del norte de Inglaterra se enamora de un inmigrante rumano recién llegado a trabajar en la granja de su padre. La relación se mantiene oculta dentro de unos alejados y aislados paisajes, que les transmiten cierta paz y soledad a los personajes, que pueden protegerse de cualquier comentario homofóbico acerca de ellos.

Si bien ambas películas comparten muchas similitudes, Los fuertes se diferencia en que logra desarrollar unos personajes cuya atracción y amor es más emocional y real, que en la película británica. Desde que Lucas ve por primera vez a Antonio repartiendo leña, o cuando lo observa en el fuerte de Corral actuando como soldado chileno, que la película va desarrollando una atracción más natural y menos forzada. Del mismo modo, es menos visible o quizás menos concreto lo que los hace mantener su relación en secreto. Antonio tiene su expareja en el bote pesquero, pero él tiene una pareja heterosexual y va a ser papá. Es él quien genera el principal antagonismo con la relación de Lucas y Antonio. Y, salvo un par de personas que le tiran una piedra a Lucas, no hay una contraparte concreta a una relación que aún así deciden mantener más en la intimidad.

La película, además, presenta algunos guiños al tercer relato de Historias de fútbol (1997) de Andrés Wood. Los paisajes sureños, los botes pesqueros, y ese tiempo lento que sucede en los ríos y mares del sur de Chile, unidos a la presencia del fútbol hacen que, por ciertos momentos, aparezca como al menos una inspiración y referente para el director. En Los fuertes el fútbol aparece en dos momentos: primero, cuando están viendo el partido de Colo-Colo y la U en un bar entre todos los pescadores, y segundo, cuando están en el estadio viendo al equipo local.

La imposibilidad de la pareja viene principalmente del hecho que Lucas debe volver a Canadá, y al momento de pedirle que Antonio lo acompañe, minimiza su vida, su trabajo y su arraigo con el sur. La distancia se torna en el principal enemigo, pero, principalmente, es la actitud arrogante del afuerino, que viene con ansias de cambiar todo y de transformar su experiencia, como una anécdota vacacional más que una real forma de vida. Ese final, que desde un inicio parece inevitable, permite también que los personajes puedan vivir más apasionados este amor con fecha de vencimiento.

Título original: Los Fuertes. Dirección: Omar Zúñiga Hidalgo. Guion: Omar Zúñiga. Productora: Cinestación, Terranova. Producción ejecutiva: Dominga Sotomayor, Josemaría Naranjo. Fotografía: Nicolás Ibieta. Montaje: Catalina Marín, Omar Zúñiga. Arte: Nicolás Oyarce. Reparto: Samuel González, Antonio Altamirano, Marcela Salinas, Rafael Contreras. País: Chile. Año: 2019. Duración: 98 min.