Informe XVI Bafici (1) : el cine y el mundo

El cine y el mundo

“¿Cómo seguimos?” Se preguntaba Marcelo Panozzo el director de Bafici en el catálogo a propósito de las dificultades presupuestarias que aquejaron al festival este año.  “¿Y ahora qué?” era la pregunta en las mesas sobre crítica de cine, la idea de una cierta orfandad y confusión rondaban en el ambiente.  No se trata que el festival no haya cumplido con las expectativas, todo lo contrario: 4 competencias, una amplia sección de panorama internacional  cerca de 8 focos retrospectivos, secciones paralelas, actividades, publicaciones, funciones gratuitas y una amplia participación del público, hablan de un festival vivo que conecta con una audiencia que repleta salas. Pero se trata de otra cosa, evidentemente. ¿De qué?

Pues de un cambio tectónico que hace un tiempo viene movilizando los criterios de fondo (hablamos de temas, hablamos de lenguajes, hablamos de formas de hacer). No hay un “ahora” de lo más nuevo, ni puede haberlo. De lo que da cuenta el cine contemporáneo es más bien de un paisaje en crisis. Un paisaje del cine y un paisaje social, formas inquietas para un mundo inquieto. ¿Cómo se sigue? Nosotros nos hacemos la misma pregunta: ¿Cómo se sigue? ¿Qué hace y que puede hacer el cine?  ¿Qué inventa y qué hereda?

 

En el caso de cine argentino El escarabajo de oro(Alejandro Moguillansky) es una especie de comedia hipertextual desenfrenada donde el motivo de una película festivalera por encargo se vuelve un juego de capas donde la hiperficcionalización se toca con los nombres reales (Llinás, Moguillansky, Spregelburd haciendo de sí mismos) , donde la película por encargo se filma a sí misma, generando constantemente una pregunta sobre los sistemas de financiamiento internacional del cine y la condición de una aspiración artística latinoamericana ¿una comedia política e intertextual bajo el influjo Llinásiano? ¿un juego de cajas chinas? ¿el cine dentro del cine dentro del cine?.

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Por su parte, Réimon(Rodrigo Moreno) inquieta al naturalismo social desde la distensión de las secuencias y una reflexión sobre el tiempo y el trabajo mostrando a una empleada doméstica que trabaja en la casa de unos jóvenes burgueses que leen El capital de Marx. Los textos del libro hablan sobre el salario y la jornada laboral. A su vez, Moreno se detiene en los tiempos del traslado y del trabajo de Réimon, la empleada doméstica, desde una distancia respetuosa (también algo ingenua); esa distancia es la misma que está situada entre clases y usos del espacio de la casa, entre regímenes de experiencia y sensibilidad.  Lo interesante, quizás, es el horizonte de la pregunta política sobre el desmontaje del propio aparato cinematográfico (el filme comienza con un texto sobre las horas de trabajo invertidas y el capital económico de la película), así también la búsqueda de un sistema de expresión incómodo con una ficción que no interpela directamente al espectador ¿Pero cómo hacerlo sin caer en la denuncia ni en la manipulación?

Tres D (Rosendo Ruiz, Argentina) es una ficción en torno a un festival de cine del interior  que pasa de una historia de amor y amistad entre un joven cineasta y su asistenta (ficción) al diálogo con distintos protagonistas de la escena cinéfila refional: Gustavo Fontán, Germán Scelso, Nicolás Prividera, Alejandro Cozza, Jose Campusano, entre otros notables (documental). A pesar de lo sencillo, es lo que podría llamarse un filme-manifiesto tanto en sus recursos (¿un cine povera?) como en las discusiones que se establecen sobre el cine mismo situados desde una geopolítica cinéfila.

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Desde el cine español reciente  El futuro(Luis López Carrasco, España) va a rastrear la crisis política al fondo de una fiesta en plena movida española de los 80s; López Carrasco ficciona el archivo y a la vez indaga en la superficie material de sus tecnologías (vestimentas, gestos, aparatos de registro, moda musical…), a su vez el montaje deniega el acceso, interrumpe la narrativa con gestos godardianos. El Futuro es un filme de capas y procesos, que con inteligencia desmonta para volver a montar y combina superficies de registro, archivos, registros documentales y ficcionalización de una forma experimental y rigurosa.

ReMine: el último movimiento obrero (Marcos Martínez Merino, España) es un documental sobre el movimiento minero asturiano en el marco del decreto del fin de la minería por parte del gobierno; el documental es el testimonio de la lucha minera contra la desaparición de su trabajo, un gesto de resistencia radical frente al aparato policial que reivindica una memoria social nacional, filmado con estrategias del directo y bastante firmeza rememora la herencia política en el tiempo presente.

A su manera The Stuart Hal Project (John Akomfrah) es también un testimonio político, armado casi todo con archivos sonoros y audiovisuales de las distintas intervenciones de Stuart Hall en su Inglaterra, un recorrido intelectual por los distintos momentos de su pensamiento: desde la crítica a los dogmatismos de izquierda y derecha buscando un movimiento renovador en la formación de la llamada New Left, hasta las dimensiones culturales y políticas en las identidades sociales (Hall fue de origen jamaiquino, y uno de sus grandes temas fue ayudar a comprender las relaciones interculturales), el desarrollo de diversos proyectos colectivos, así como el constante esfuerzo por abrir un espacio de debate intelectual y de difusión de conocimiento. Un documental un tanto desordenado y con un montaje por lo general flojo pero que sirve como homenaje a don Stuart.

(continuará…)

Iván Pinto Veas