Cantalao: el último legado de Neruda

La idea de que nuestro presente guarda ruinas de un pasado histórico pendiente parece ser un tópico creciente en el documental chileno (veáse, de hace algunos años, Escapes de gas). Cantalao: el secuestro de un legado aborda este tema vinculado a la memoria y la deuda desde la perspectiva del proyecto arquitectónico que dejó Pablo Neruda planificado antes de su muerte, y que no llegó a cumplirse fruto del golpe militar y la mala gestión institucional. El documental aborda, en tanto, la historia tras la Fundación Pablo Neruda, apropiada polémicamente durante la dictadura por el abogado Agustín Figueroa, quien reescribió los estatutos y abandonó la vocación social del proyecto inicial -la Fundación Cantalao- en favor de una más bien patrimonial y celebratoria de la “figura” del poeta.

La historia que narra el documental, reconstruye los últimos días del poeta y su propio cansancio personal del “culto a la figura”, para pasar a un proyecto más social y definitivo. Es lo que proyectó en Cantalao, un terreno en Isla Negra con el que junto a Raúl Bulnes, Carlos Martner y Virginia Plubin buscó establecer como un centro nacional de poesía en apoyo a poetas emergentes, gestión que logró avanzarse bastante durante el gobierno de Allende.

Desde esta perspectiva, el documental aborda la dimensión más social y política del poeta, quien se sentía alejado de una “poesía de libros” y más vinculado a la vida y el dolor ajeno, humano.  Esta vocación humanista y social es perfilado a partir del vínculo amistoso que sostenía con “Rafita”(Rafael Plaza), carpintero de Isla Negra que lo visitaba con asiduidad, y que la narración incorpora como un contrapunto y testimonio relevante dentro del coro de voces que articula el filme. El carpintero pasa a ser, en el documental, la metáfora de una vocación poética comunista, ahí donde la poesía de Neruda buscaba situarse a la altura del artesano, del trabajador y de los hombres sin voz, no sin cierto paternalismo.

La película recoge testimonios en los habituales “talking-heads” y utiliza material de archivo pertinente (algunos de ellos provenientes del INA de Francia), procedimientos con los que reconstruye el difícil período que comienza tras el fallecimiento del poeta, así como también el rol articulante de la memoria de Neruda, particularmente al conmemorarse 10 años de su fallecimiento en 1983, momento en que cobra protagonismo Matilde Urrutia como vocera.

cantalao

A partir de ahí resulta clara la tesis del documental: aduce el olvido del proyecto social de Neruda, secuestrado por la mala gestión de la Fundación Neruda y la mala asesoría que tuvo la viuda después del fallecimiento del poeta por parte de Agustín Figueroa, un personaje nefasto que llegó incluso a ser conocido por ser un latifundista “caza mapuche” y contra quien habla Faride Zerán. Varias voces se levantan criticando su gestión, aunque no queda del todo claro el rol actual de la Fundación al respecto, más allá de concebirse como monumento recordatorio. Por otro lado, hay acusaciones más recientes, en términos de demandas sindicales al interior de la institución.

Aunque el documental es claro en este punto de vista, respecto al rol de la Fundación en no sólo conservar el patrimonio nerudiano sino también en difundirlo y propagarlo, no es menos cierto que pierde detalles acerca de su contexto presente y las transformaciones recientes de la institución. Tampoco hace mención a un tema que no debiese ser tirado tan lejos respecto a la dictadura y el poeta, como es el actual -y polémico- proceso exhumatorio en que se encuentra el cuerpo de Neruda.

Cumpliéndose 114 años del natalicio de Neruda el pasado 12 de Julio, no deja de ser interesante la apuesta de estrenar un documental que resulta incómodo para las posturas más “neutralizantes” del patrimonio cultural del poeta. Habiendo dicho eso, Cantalao apuesta por un planteo claro en sus estrategias, aunque sin mayor hallazgo formal, salvo la contraposición por vía del montaje del “caso”, de los discursos enfrentados frente a una disyuntiva, particularmente al acceder a memorias de cercanos a Neruda, quienes estuvieron presentes en la gestación del proyecto y durante sus últimos días (como Miguel Lawner, por ejemplo). Con todo, junto a este y otros trabajos, se va generando en el campo del documental chileno un verdadero archivo del proyecto social y cultural inacabado durante el período de la UP.

 

Nota comentarista: 6/10

Título original: Cantalao: el secuestro de un legado. Dirección: Diego del Pozo. Guión: Diego del Pozo, Joaquín Reyes, Patrick Vanier.  Producción ejecutiva: Diego del Pozo, Eric Dreano. Producción: Blanca Balmaceda, Diego del Pozo, Patrick Vanier. Montaje: Joaquín Reyes. Música: Antonio del Favero, Felipe Cadenasso. País: Chile. Año: 2016. Duración: 70 min.