En torno a “Matar a un Hombre” (fragmentos de una charla)

Esta conversación en torno a Matar a un hombre tuvo lugar el Viernes 17 de Octubre en Cineteca Nacional luego de una concurrida proyección. Contó con la presencia del director Alejandro Fernández Almendras, la montajista Soledad Salfate, el actor protagónico Daniel Candia e Iván Pinto conduciendo. Aquí se presentan algunos fragmentos destacados del diálogo. Foto gentileza Galaxia Up.

Iván: El personaje central de Matar a un hombre parece atrapado en dos polos por un lado el desierto violento, un  infierno acosado, y por otro, una violencia quizás más procedimental, la de un constante aplazamiento del bienestar…

Alejandro: Además de la violencia familiar. Es un hombre que sufre de la violencia de género. Y creo que es algo que abordé en tres películas. Incuso el viejo de Huacho (2009) es también ese personaje un  macho alfa en tiempo pasado.  El de Sentados frente al fuego (2011) es también pasado pero en tiempo presente.  Como que implícitamente uno le pide,  y la mujer le pide, que se ponga los pantalones y se haga hombre. Después que tenís décadas en que el hombre cambiara pañales, fuese sensible, llorara. Este personaje está rodeado de distintos tipos de violencia y yo siento que es un personaje que tiene que responder a una serie de expectativas que no son de él. Todo esto lo pienso ahora… cuando hice la película no me planteaba nada de esto, funcionaba de forma irreflexiva.  Y  hubo un momento en el montaje que fue como “ya no entiendo mas al personaje”, ya no sé quién es. Porque para mí se vuele un personaje súper peligroso…que es capaz de cometer un crimen súper justificado y después siente la culpa. Es como un nazi arrepentido.  Un Hitler orgulloso…con quien es fácil identificarse.. y eso es lo raro, la respuesta es desproporcional al daño.

Iván: Todo es final deja con una sensación incómoda…en el cual el espectador no sabe con qué identificarse.  La narración se va descomponiendo luego de un clima tensión muy marcado. Soledad: quizás preguntarte desde el montaje…desde el tiempo narrativo y este final lleno de extrañeza que se extiende por cerca de diez minutos

Soledad: Es un película donde trabajamos mucho desde la estructura y con premisas que nos pusimos. Como el plano inicial, cuya idea central es que el espectador sintiese que se va a sentar a  ver “una película”… esto tiene música, esto es género. Al mismo tiempo nos estábamos planteando una pregunta… (A Alejandro) ¿Tú contaste esa historia ya? De la noticia…

Alejandro: No, contémosla. Yo había visto un capítulo de Mea Culpa sobre un señor con su hijo convertidos en asesinos con una una muerte bien ruda, lenta. …se demoraban, no sabían hacerlo. El cadáver lo metieron en un portamaletas de un auto, le dieron varios tiros con una pistola 22, le pasaron el auto por encima,  no se moría nunca. . Y fue bien torpe por que los pillaron al día siguiente. Y el hijo se fue en  cana por 5 años por que el papá se echó toda la culpa… y cuando Carlos Pinto…le pregunta “¿Volverías a hacer lo mismo?’” el tipo le responde: “No …porque usted no sabe lo que es matar a una persona”. Y ahí empieza la película.

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Soledad: Entonces cuando nosotros empezamos a hacer la película Matar a un hombre y el género se nos acaba es cuando Alejandro deja de entender al personaje…y se enrarece, se vuelve algo psicológico de tratar de entender lo que está sucediendo con ese personaje.  Yo creo que lo entendimos a medias.  Y es lo que intentamos plasmar en la película. Las películas no son entes asépticos si no que se dejan ver, interpretar.  Además nos tomamos mucho tiempo en hacerla, no había dead line de festivales, no había productor que nos dijera cuando tenía que estar terminada, entonces Alejandro proponía un montaje, yo re montaba. Y así nos fuimos. Se le fue yendo toda la grasa a la película  y este personaje se empezó a perfilar y lo que significa para alguien..matar a un hombre.

Alejandro: Yo creo que hasta que antes que lo mate uno va con él. Uno entiende, empatiza y después…se empieza a separar. Se va al topless, empieza la música rara. Todo empieza a enrarecerse. Y después hay un momento que creo que es cuando le pone el zapato al muerto, en que este tipo está en otro lado y que uno no está entendiendo nada de lo que está haciendo. Y eso fue algo que salió en la misma escena. Ahí uno se da cuenta..que está pensando distinto.  Cuando vuelve esta todo mal. Como en la vida cuando te separas y vuelves a ver a la persona y no sabes quién es.

Daniel: Como típico de la novela policial. El personaje vuelve a la escena del crimen. ¿Y por que vuelve?  A ver si es verdad que lo mató

Alejandro: Incluso había un montaje donde era más meticuloso…que sabía lo que hacía.  Y estaba todo explicado. Y dijimos que no, que en realidad no tenía ser así. Y ese corte final lo hicimos el último día.

Soledad: Fuimos sacando muchas explicaciones que no eran necesarias. Desde que él se tiene que hacer cargo del cuerpo de Antivilo deja de justificarse

Iván: Daniel ¿Cómo te explicas ese momento del bototo?

Daniel: Fue difícil. Un desafío poder desarrollar un personaje como ese.  Pareciera que fue todo natural pero no lo es… fue un tremendo esfuerzo psicológico y físico. Yo no soy así… estoy actuando, interpreto..

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Iván: En términos de puesta en escena y cámara me interesa saber cómo se  resolvieron ciertas cuestiones del guión. Las tres escenas de violencia están filmadas con un plano secuencia, no hay corte. La escena cuando va a buscar al Kalule es un plano increíble que parte muy atrás

Alejandro: Siete minutos. Son dos planos

Iván: No se nota. La cuestión es el tratamiento continuo del tiempo, también en la escena de la muerte. ¿Qué sumaba esa distensión temporal? ¿Porqué te interesaba filmarlo de esa manera?

Alejandro: Pasa que la película tiene 3 bloques. Son 37 minutos hasta que toma la decisión de matarlo. Y después la muerte. Que son  2 momentos. Y entre medio esta escena que me gusta mucho en que va flotando en el camión con una música inspirada en 2001. 7 minutos secuestro. Y luego 7 minutos cuando lo termina de matar. El segundo bloque de la muerte es de noche. Quería que fuese súper larga, quería que se sintiera. Lo largo es llegar a ese momento, yo quería q fuera largo y que no fuera visible  porque me parece que la muerte cuando se muestra es falsa siempre.  Uno tiene la idea de que una imagen vale más que mil palabras y eso no es tan  así, yo creo que una palabra dice más que mil imágenes.  En las novelas cuando uno lee sobre que un personaje se muere, muere de verdad. No es una construcción falsa no es metonimia.

En Weekend de  Godard cuando matan a una señora, Godard lo que hace es poner a un conejo muerto que le echan sangre.  Un conejo desollado, estás viendo muerte de verdad en un lugar donde estarías viendo muerte ficticia. Casi siempre las escenas de violencia se ven falsas. Yo no quería eso.  Yo quería volver a traer al cine a una cuestión más visceral.

Iván: Y hay algo muy físico también…del gesto físico de la violencia. Y luego la posición del espectador. Hay un grao importante de responsabilidad para él en ese plano

Alejandro: Creo que la escena más violenta de la película es cuando el Kalule le corre mano a la hija. Y lo que pasa en esa escena es que uno la ve comparado a una película de zombies no es nada, sin embargo a uno le parece muy fuerte. Yo quería recuperar eso…como cuando a uno lo asaltan en la calle y termina shockeado.