Unifinished Plan. El camino de Alain Johannes (2): Volver al lugar de origen

Por alguna razón la mayoría de las veces que se conoce más sobre la vida de un chileno que ha logrado triunfar fuera de este se país genera una situación interesante. Ya sea por curiosidad o por alguna especie de chovinismo no beligerante, estos relatos son recibidos con atención porque interesa saber quiénes son aquellos que abandonaron su lugar de nacimiento para probar suerte en la tierra del otro, lo cerca que pueden estar de nosotros como para poder identificarnos con ellos o cómo su fama se puede hacer extensiva a todos los que se quedan en Chile. El dicho dice que nadie es profeta en su propia tierra, y aunque la vida de Alain Johannes transcurre casi en su totalidad fuera de este país, el músico se reconoce como chileno y al hacerlo abraza una identidad que inevitablemente emana desde tal lugar.

Unfinished Plan, de Rodolfo Gárate, es un documental divido en tres capítulos y un epílogo en el que exhibe parte de la vida del músico chileno, quien ha sido conocido por compartir, colaborar y trabajar con grandes músicos y bandas de la escena del rock norteamericano como Pearl Jam, Soundgarden y Red Hot Chili Peppers, entre otros. El primer capítulo llamado “Camino” narra como Johannes está situado dentro del circuito musical, recurriendo principalmente a entrevistas de personajes como Chris Cornell, Alex Turner y Josh Homme. Aquí destaca también la influencia que tuvo su esposa Natasha Shneider en su vida, con quien compartió 24 años hasta el fallecimiento de esta por causa de un cáncer. Natasha se hará presente durante toda la película de formas que detallaremos más adelante. El segundo capítulo se llama “Hogar”, en este se narra como Alain sobrelleva la partida de su esposa gracias a la música, recluyéndose en un estudio de grabación en medio del desierto para crear y reflexionar sobre este doloroso momento de su vida. Aquí también se narra el reencuentro del músico con su país natal y con su familia, incluido su tío, el fallecido cantante Peter Rock, y su padre, Danny Chilean, a quien no conocía. Finalmente, el tercer capítulo titulado “Sombras” posee un tono más lúgubre y tiene que ver con las tragedias que rodean la vida de Johannes. Además del fallecimiento de su esposa, durante el rodaje de la película fallecen también su madre y su padre. En este capítulo se hace notar la soledad en la que vive Johannes, sobre todo cuando se lo ve armando una batería en medio de su casa en EE.UU. para seguir haciendo música pese a los trágicos acontecimientos que ha tenido que pasar.

Lo que queremos resaltar de Unfinished Plan son dos aspectos principales. Uno tiene que ver con la desmitificación de Alain  Johannes y el otro con la melancolía de este respecto a su esposa Natasha. Se puede pensar que lo que el documental sobre el músico podría hacer es monumentalizar su imagen tomando en cuenta los artistas con los que comparte habitualmente y, desde ahí, erigirlo como un tótem al cual adorar narrando las etapas que debió recorrer para llegar a convertirse en lo que es. Por el contrario, creemos que la película realiza una narración inversa que va de la mano de los tres capítulos, que funcionan como una especie de “capas” que se rompen a medida que se desmitifica, y de sus ganas de reencontrarse con Chile. Veamos.

Al principio de Unfinished Plan se le presenta completamente monumentalizado y mistificado, de hecho la primera escena lo muestra de espaldas y de costado realizando una especie de show íntimo en Francia, sugiriendo lo enigmático de su vida, y no se le muestra mirando a la cámara hasta cerca de los 20 minutos de película, solo apareciendo su voz como narrador en off hasta entonces. Durante el primer capítulo se deja en claro que Johannes siempre vio a Jack Irons y Illel Slovak como amigos, es decir, eran iguales, por lo que nunca tuvo que entrar en un círculo selecto de celebridades musicales, porque el siempre estuvo allí compartiendo con ellos. Ejemplos son las fotografías de juventud con los futuros miembros de Red Hot Chilli Peppers, así como las entrevistas que dan solidez a la idea de que él siempre estuvo dentro, por lo que el filme no sería una herramienta para darle más reconocimiento, debido a que ya lo tiene.

Así, desde una posición superior que explica sus conexiones con la escena musical norteamericana, se produce el primer quiebre hacia una segunda “capa”, cuando Johannes emprende su regreso a Chile. El acercamiento es lento, principalmente porque lo vemos compartir con el resto de la gente desde el escenario de festivales y conciertos, sacándose fotos con el público a través de una reja que los separa, movilizándose en auto por Santiago y compartiendo distendidamente solo en espacios cerrados muy íntimos con familia y amigos. Esto pareciera sugerir que está buscando la forma de encajar con Chile, que aún se lo vería como celebridad y no como un chileno más, lo que provoca distancia entre el músico, la gente y su forma de moverse y relacionarse con el lugar.

Finalmente se rompería una tercera “capa” cuando el músico viaja a Valparaíso con su tío Peter Rock. Aquí se lo ve caminar despreocupadamente, recorriendo las calles como cualquier persona común, turisteando y sacándose fotos. En esta secuencia se nos sugiere que Johannes finalmente ha logrado penetrar en Chile y encontrar el lugar que le falta. Entonces el camino inverso que realiza va penetrando desde lo más exterior, su posición como extranjero y famoso, hacia una lenta integración al territorio chileno, pasando como figura pública en la capital hasta poder mezclarse caminando cómodamente entre la gente en una región fuera de Santiago.

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El segundo aspecto que queremos resaltar del documental es la melancolía presente todo el tiempo respecto a su fallecida esposa Natasha Shneider. Durante los primeros minutos de la película Johannes relata como Natasha se le presenta en un sueño antes de conocerla, vaticinando el futuro encuentro entre ambos; en paralelo se filma el cielo que progresivamente se va cubriendo con nubes negras que anticipan lo trágico que se relatará. Luego de contar esa pequeña anécdota del sueño, comienza el primer capítulo del documental en el que, como ya dijimos, se narra su vida en el circuito musical norteamericano. En correlativo también se va narrando la vida que llevaba el músico con su esposa, con quien tiene una banda llamada Eleven, la que es medianamente exitosa y se caracteriza por dar rienda suelta a todas las necesidades musicales de ambos. Además de esto también se va describiendo como el número 11 tiene un gran significado para ambos, entrando en sincronía con muchos aspectos vitales del músico, como que Eleven es en verdad uno más uno: la suma de Alain con Natasha.

Durante la primera parte también se deja en claro que la vida de Johannes estaba completa junto a Natasha, llena de proyectos y sin más necesidad que las de hacer música con ella. En una parte el músico se describe a sí mismo como una tortuga, porque lleva su hogar consigo mismo a todos lados, es un ciudadano del mundo y no necesita a nadie más que a su amada esposa. Mientras esta plenitud se va relatando, se muestran imágenes de la casa que compartían en Los Angeles que contrastan con la integridad de la pareja, ya que esta ahora se presenta como un espacio vacío, llena de fotos, instrumentos y objetos que pertenecían a ambos, es casi como un museo a la memoria de Natasha que ya no está presente en el lugar, haciéndose sentir su ausencia.

Cuando Natasha Shneider fallece, Johannes pierde una parte de sí mismo, queda incompleto; dejan un disco a medio terminar y una vida fracturada con proyectos inconclusos. Es a partir de este trágico acontecimiento que el músico inicia una búsqueda personal que lo llevará a reencontrarse con Chile, pero antes debe lidiar con la ausencia de Natasha por lo que se recluye en un estudio en el desierto en el que graba el disco “Spark”, dedicado a ella como agradecimiento y homenaje. Pese a esto no logra despojarse de ella, la melancolía evidencia la pérdida del uno mismo, de una parte de lo propio que no puede ser recuperada y tampoco puede ser substituida por otra cosa, solo se puede desviar la atención hacia otro objeto, pero nunca resarcir la pérdida. Este desvío es Chile cuando Johannes se queda solo y ya no encuentra sentido a ser ciudadano del mundo sin Natasha.

Natasha retorna durante toda la película siendo nombrada, recordada por Johannes, mostrada en imágenes, mediante canciones e incluso cuando Johannes desea volver a tocar los temas de Eleven con músicos chilenos. Es como una sombra, un espectro que lo cubre todo de manera omnipresente. Es que quizás sea condición del documental ser también una obra sobre Natasha, si es que tomamos en cuenta como los dos se consideraban una sola persona y que, a pesar de su muerte, nunca podrá abandonar al músico. Cerca del final del tercer capítulo, cuando fallecen la madre y padre de Johannes, las nubes amenazantes que se mostraban al principio de la cinta vuelven a aparecer rememorando a Natasha y lo trágico de la vida del rockero en cuanto a la ausencia de las personas que más significan en su vida.

La película es bastante correcta formal y narrativamente, solo nos quedan unos reparos respecto a una relación que se torna un poco forzada entre Johannes y Chile, sobre todo en el segundo capítulo, cuando arma un proyecto musical con los hermanos Foncea. Estos declaran haber conocido a Alain y Natasha el año 1998, e incluso ser influidos por ellos para adquirir ciertos instrumentos, sin embargo no se profundiza en cómo fue este primer encuentro que pudiera demostrar un acercamiento previo con Chile. La relación entre estos músicos se siente más condescendiente que de amistad, sin un trato de igual a igual, muy diferente a la que Johannes describe con Irons y Slovak. Por otra parte, a Johannes se lo ve muy cómodo en Chile solo una ocasión que no fuera sobre un escenario, en una reunión familiar cuando conoce a su padre, en donde por única vez se lo ve reír a carcajadas, el resto del tiempo mantiene expresiones más hieráticas y distantes. No obstante eso, la película es una buena forma de acercarse a la vida del músico chileno y, sobre todo, apreciar con mayor detención su obra.

Ítalo Mansilla

Nota comentarista: 6/10

Título original: Unfinished Plan. The Path of Alain Johannes. Dirección: Rodolfo Gárate. Guión: Rodolfo Gárate, Andrés Acevedo. Producción ejecutiva: Rodolfo Gárate, Samanta Artal Süsskand. Producción general: Rodrigo Ortúzar. Fotografía: Felipe Arancibia. Montaje: Andrés Acevedo. Música: The Oscilloscope. Sonido: Juan Pablo Manríquez. País: Chile. Año: 2016. Duración: 95 min.