Mommy (Xavier Dolan, 2014)

El quebequense Xavier Dolan se ha transformado para algunos en una suerte de director fetiche, con un arrastre fuerte y masivo, algo así como la voz de su generación, aunque nunca exento de polémicas al ser adorado pero detestado por partes iguales, estrena su última película en nuestro país con la cual obtuvo el Premio del Jurado de Cannes junto con Adiós al lenguaje, la última cinta del director francés Jean Luc Godard.  En esta película Dolan se reencuentra con el tema de la relación madre e hijo que ya había tratado en su opera prima J’ai tué ma mère (Yo maté a mi madre) el 2009.

Mommy es Diane “Die” Després (Anne Dorval), una glamorosa viuda de clase media baja que debe hacerse cargo de su hijo Steve (Antonie-Olivier Pilon) un adolescente psicótico, explosivo y violento, quien ha sido removido del centro para menores donde estaba internado por  tratar de incendiar la cafetería del lugar.

En su relación intensa, maniática y dependiente este edípico dúo intentará arreglárselas para sobrevivir juntos, entre la cesantía de Die y la inestabilidad y descontrol de Steve. Para completar el cuadro y equilibrar las fuertes personalidades de madre e hijo, entra en sus vidas Kyla (Suzanne Clément), la introvertida y misteriosa vecina recién llegada al barrio, exprofesora con problemas de lenguaje, que intentará enseñar a Steve mientras Die busca maneras de ganarse la vida.

La vorágine emocional de la película, que pasa rápidamente del amor al odio, pasando por la amistad, la risa, la violencia,  la locura y el humor, intercaladas con escenas musicales donde los personajes se dan un respiro envueltos en música pop (Celine Dion, Dido, Oasis, Lana del rey, etc.) al estilo de un videoclip -ya típico de la cinematografía de Dolan-, nos va atrapando a medida que la rareza y particularidad de cada personaje se va desplegando en medio de este trío, lo que nos permite encariñarnos con cada uno de ellos pero sobre todo por el conjunto que forman, hasta que terminan fundiéndose mutuamente en una potente fuerza centrípeta in crescendo.

Rodada en 35 mm y proyectada en formato cuadrado 1:1, el cual molesta al comienzo pues da la sensación de estar encima de los personajes, perdiéndose el resto de espacio necesario para que la mirada respire y la atención descanse, lo cierto es que Dolan introduce este elemento, la convención arbitraria del formato, como un elemento diegético, llevando la vorágine emocional de esta historia a explotar en la pantalla, pasando a ser estéticamente vívida, por la fuerza centrípeta gestada en la relación de esta especie de familia disfuncional descarrilada al borde del abismo, la que termina siendo hipnótica, tanto por los personajes como por la manera en que están  estilísticamente filmados.

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Sin contar los logros en el uso diegético del formato del cuadro y una bella y potente secuencia onírica,  lo de Dolan es nuevamente un experiencia visual y musical dentro de una concatenación narrativa primordialmente emocional, y si bien busca plantear ciertas cuestiones respecto a las enfermedades mentales y la responsabilidad en la relación madre e hijo, la reflexión nunca llega y se pierde en esta montaña rusa de creciente intensidad entre Die, Steve y Kyla que no puede más que terminar bastante mal para los tres, pasando a ser solo una excusa para contar una terrible pero luminosa historia sobre lo intenso y peligroso que contienen las relaciones entre madre e hijo.  Vale la pena verla en el cine y dejarse llevar por el efecto Dolan.

 

Comentarista: 7/10

Promedio del blog: 7/10

Mommy. // País: Canadá. // Año: 2014. // Duración: 139 min. // Dirección: Xavier Dolan. // Guión: Xavier Dolan. // Fotografía: André Turpin. // Reparto: Anne Dorval, Antoine-Olivier Pilon, Suzanne Clément.