La voz humana: Las emociones arden

La teatralidad es parte del ambiente, pero los movimientos de cámara se encargan de que conozcamos todo el escenario y que nuestra mirada juegue a ir de esquina a esquina, incluso nos da una vista cenital para completarnos el mapa. El color también es bastante importante, rojos fuertes, el negro del traje, los verdes opacos, colores cargados de emociones y de imaginarios populares. Por último, mencionar el rol de la música, la que en esta cinta no juega un rol protagónico, pero sin embargo está en cada escena enfatizando el dramatismo.

A medida que avanzan los años, Almodóvar va atreviéndose cada vez más con películas más personales e íntimas sobre lo que podría ser su propia vida. A pesar de que La voz humana (2020) sea una adaptación libre de la obra homónima de Jean Cocteau, Almodóvar llena de detalles la ambientación, colocando objetos muy específicos e incluyendo a integrantes de su familia como extras. Desde que vi Dolor y gloria (2019) he notado esa mirada intimista en su forma de expresar cinematográficamente las emocionesy las temáticas tan cercanas a su realidad. Hay que destacar que Dolor y gloria fue grabada en su propio departamento y sin el carácter absurdo de algunas de sus cintas anteriores, tiende más a la seriedad de la trama. Al igual que nuestra película en cuestión, los diálogos se caracterizan por ser profundos, sobre todo cuando hablan de amores que no funcionaron.

Al partir la película, de inmediato nos sumerge en emociones intensas, la atmósfera creada en el primer plano es como una pintura, no importa tanto el fuera de cuadro, solo nos concentramos en la persona y su vestuario donde observamos a Tilda como una suerte de
Menina de Velásquez, en el espacio y el lugar de cada elemento y cómo fluye el misterio de la escena. La belleza de la composición, el color y la elegancia de Tilda Swinton forman un cuadro cautivante para la vista.  Escena más simbólica que narrativa, pues la trama empezará poco después con un flashback. Hay más movimientos que diálogos luego de la introducción de la voz en off, eso nos sugiere que podría ser así el resto del metraje, sólo fijarnos en las reacciones y gestos de la protagonista. Sin embargo, luego de que ya conocemos su rutina de los días que estuvo sin su amante, recibe su llamada y comienza un diálogo por teléfono que nosotros como espectadores percibimos como un monólogo. Sigue recorriendo el departamento mientras habla, pero ahora nos fijamos más aún en su rostro, cuando antes el espacio tenía mayor protagonismo. La teatralidad es parte del ambiente, pero los movimientos de cámara se encargan de que conozcamos todo el escenario y que nuestra mirada juegue a ir de esquina a esquina, incluso nos da una vista cenital para completarnos el mapa. El color también es bastante importante, rojos fuertes, el negro del traje, los verdes opacos, colores cargados de emociones y de imaginarios populares. Por último, mencionar el rol de la música, la que en esta cinta no juega un rol protagónico, pero sin embargo está en cada escena enfatizando el dramatismo.

Para el final, más que describir lo que vemos en pantalla, es interesante analizarlo desde una posible interpretación. El fuego es un elemento potente pero riesgoso de usar, pues se roba el protagonismo fácilmente. Cubre todo y lo destruye, es la muerte de las cosas, un cambio drástico para comenzar de cero después del abandono sufrido tanto por la protagonista como por Dash (el perro). Desde un comienzo se nos insinúa el deseo por la destrucción, como mencioné anteriormente, el rojo es un color fuerte que representa la pasión y los impulsos. Los cuchillos, el hacha, el miedo a matar, pero desear hacerlo también es parte del subconsciente y la construcción del
personaje. Todas esas emociones de ira y desamor se sienten como un fuego ardiendo, el no tener la explicación del abandono, la irresponsabilidad afectiva del viejo amante. Aunque debo confesar que me causa temor el cómo se representan las ideas de suicidio y obsesión dentro del film, pues no es fácil tocar estos temas en plena crisis de salud mental. Nos falta mucho para aprender a cómo poner fin a las relaciones sin dañar a la otra persona y que no lleguen a finales tan drásticos, por eso este relato debe ser entendido como una metáfora más que algo que podamos replicar en nuestro cotidiano.