Entre navajas y secretos: Viejos géneros, nuevas historias

Curiosamente la prensa, especialmente la estadounidense, ha enaltecido hasta límites insospechados la cinta de Johnson -la que tiene argumentos como para ser uno de los estrenos comerciales más entretenidos del año 2019, sin descuidar ni el mensaje ni lo estrictamente audiovisual-, pero ve de lejos otras producciones de Hollywood debido a la misma cualidad que destacan: es sólo (buen) entretenimiento con una pizca de subtexto social.

¿Cuántas historias hemos escuchado sobre misteriosos crímenes y complicados acertijos a lo largo de la literatura y la cinematografía universal? Probablemente son cientos. Y pese a que la popularidad de los whodunit (subgénero policial en el que una suerte de rompecabezas detectivesco está en el centro de la narración) ha decaído en nuestros tiempos, siguen teniendo un espacio en el imaginario colectivo. Por esto es que es muy difícil lograr un relato innovador en este tópico. Sin embargo, Rian Johnson se ha acercado mucho.

Un numeroso elenco y una narración que se siente fresca y entretenida son parte de la propuesta que el director estadounidense trae con Entre navajas y secretos, protagonizada por una convincente Ana de Armas interpretando a Marta Cabrera, enfermera y amiga personal de un octogenario escritor de novelas policiales, Harlan Thrombey (Christopher Plummer). Y la numerosa familia del famoso anciano compone la esencia coral del film, ya que la fiesta de cumpleaños y posterior muerte de Harlan gatillarán la serie de sucesos que el detective Benoit Blanc (Daniel Craig) buscará esclarecer para dar con quién asesinó al patriarca.

Esta característica coral ayuda a sentir a la familia Thrombey como un gran ente, donde cada uno de sus miembros representa también a cierto sector de la sociedad. Tenemos a una progresista de izquierda universitaria, a un adolescente literalmente nazi, una viuda con tintes hippies y a trumpistas racistas declarados. En esto Johnson acierta de buena manera, ya que, si bien el objetivo final de Entre navajas y secretos es entretener, recoge y critica a varios sectores políticos presentes en la actualidad, lo que se ve en la casi literal alusión a Trump.

Pero el otro costado es que, en el afán por mostrar a muchos personajes, hay varios que quedan sin mucho diálogo ni, menos aún, con una interiorización, por lo que su presencia es meramente funcional a la trama y a la crítica social que Rian Johnson, director y guionista, intenta plantear.

En este sentido, Entre navajas y secretos se emparenta con otra película donde hay que encontrar al culpable de un asesinato: Huérfanos de Brooklyn. Y pese que ambas se hacen cargo de distinta manera sobre temas políticos actuales, la primera sí tiene más conciencia del tratamiento visual que el film de Norton. Esto queda patente, por ejemplo, en el uso de los planos cerrados y la profundidad de campo que Johnson utiliza en los interrogatorios que Blanc realiza, o en el gran trabajo del montaje. De hecho, esto último es lo más alto de la película. A cargo de Bob Ducsay, el montaje hace constantes juegos visuales y narrativos mediante flashbacks, unificaciones de planos paralelos y repeticiones de escenas desde perspectivas de los distintos personajes, lo que le otorga un ritmo muy divertido tanto visual como narrativo.

Curiosamente la prensa, especialmente la estadounidense, ha enaltecido hasta límites insospechados la cinta de Johnson -la que tiene argumentos como para ser uno de los estrenos comerciales más entretenidos (sí, esa es la palabra correcta) del año 2019, sin descuidar ni el mensaje ni lo estrictamente audiovisual-, pero ve de lejos otras producciones de Hollywood debido a la misma cualidad que destacan: es sólo (buen) entretenimiento con una pizca de subtexto social.

Sin embargo, considero un elemento extremadamente destacable que en la época en que en 80% de la producción cinematográfica de Estados Unidos sean adaptaciones, remakes, reboots y todos los otros “re-“que se puedan ocurrir, salga a la luz una película de subgénero y que innove en él, porque decirte quién fue el culpable del asesinato en la mitad del largometraje y lograr mantenerte interesado y preocupado después de aquello es un gran punto a favor. Internarse en el plot twist es un sin sentido, ya que en este reside la esencia de Entre navajas y secretos. Pero hay que destacar el interesante uso que se le da a este elemento, así como las migas y pistas -cual puzle didáctico-, que se van dejando a lo largo de la película.

Sincerando posiciones y sin ánimos de autodecretarme como detective privado ni mucho menos, resolví el final más temprano de lo que me esperaba, sin embargo, esto no arruinó para nada la experiencia, ya que de eso se trata el whodunit: tal como si fuera un juego de mesa, sentirte retado por el o la autora a ganar en la carrera por descubrir al asesino. Y este viaje fue bastante divertido.

 

Título original: Knives Out. Dirección: Rian Johnson. Guion: Rian Johnson. Fotografía: Steve Yedlin. Montaje: Bob Ducsay. Música: Thomas Newman. Reparto: Daniel Craig, Chris Evans, Ana de Armas, Jamie Lee Curtis, Michael Shannon, Don Johnson, Toni Collette, Lakeith Stanfield, Katherine Langford, Jaeden Martell, Frank Oz, Noah Segan, Christopher Plummer. País: Estados Unidos. Año: 2019. Duración: 130 minutos.