El robo del siglo: Receta conocida, con otro sabor
De manera análoga, tal vez, esta película -que en Argentina ya se acerca a integrar el top 10 en recaudación histórica- no parece haber sido hecha (solo) por dinero, sino con verdadero cariño por sus personajes, locaciones, y sobre todo por sus audiencias, a quien el director se las toma más en serio tal vez que la historia misma que cuenta. Algo que hace tiempo es difícil de sentir frente a los grandes taquillazos norteamericanos.
Las películas de robo -o heist movies, como les llaman los angloparlantes- son ya un subgénero cinematográfico con una fórmula más que consolidada. Prueba de esto es que ya comienzan a aparecer obras que subvierten o intentan deconstruir el género, como la reciente película “híbrida” American Animals (2018), o la parodia que realiza el episodio 3 de la actual temporada de Rick & Morty. El robo del siglo no intenta nada de esto. Al contrario, es una película que sigue prácticamente todos los códigos del género, y lo hace sin pretender ser otra cosa. Eso queda más o menos claro desde el primer momento, en que se nos cuenta lo que ya sabemos, que esto está “basado en una historia real”. A partir de esta declaración la película arranca de manera explosiva e inmediata.
El filme nos retrata a Fernando Araujo (Diego Peretti), un hombre ordinario que busca dar un giro trascendental a su vida mediante algún logro realmente grande y sorprendente. Luego de un momento de inspiración, Fernando decide robar la bóveda del Banco Rio de Acassuso, Buenos Aires, mediante una operación que llegará a ser calificada por la prensa internacional como uno de los mejores robos de la historia. De todo esto nos enteramos en los primeros minutos del filme, a partir de los cuales la historia se desarrolla en un orden que podemos imaginar. Vemos la reunión de la banda, cuyo integrante más notable sería Mario (Guillermo Francella), el único ladrón profesional -y financista- del grupo, que en un comienzo se muestra bastante escéptico con las capacidades de Fernando y su inexistente experiencia criminal. Viviremos también los pormenores y tensiones de la planificación, y por supuesto, la ejecución del robo y sus secuelas. La historia, que no se podría tildar de impredecible, nunca aburre, pues se nos cuenta con acción, suspenso, y por supuesto, un humor y glamour que difícilmente se vivió durante los acontecimientos reales que esta película nos muestra. Y es que se trata de cine en su máximo esplendor, lo que se expresa mediante un montaje dinámico, y una movida banda sonora que recuerda a La gran estafa, al cine de aventuras, al western, e incluso piezas clásicas a lo Kubrick, sazonadas, por supuesto, con rock argentino.
El director Ariel Winograd se ha elevado en los últimos años como uno de los maestros de la taquilla, con arrolladores éxitos en México y Argentina principalmente. Al finalizar esta película, es fácil comprender por qué. El robo del siglo es entretenida y está filmada con el profesionalismo del mejor cine argentino. Pero además hay algo de autenticidad en esta experiencia que destaca. Para el protagonista de nuestra historia, el botín parece ser lo de menos, pues su verdadera motivación es terminar la operación con la tranquilidad y el orgullo de haber diseñado y ejecutado con éxito un plan perfecto. De manera análoga, tal vez, esta película -que en Argentina ya se acerca a integrar el top 10 en recaudación histórica- no parece haber sido hecha (solo) por dinero, sino con verdadero cariño por sus personajes, locaciones, y sobre todo por sus audiencias, a quien el director se las toma más en serio tal vez que la historia misma que cuenta. Algo que hace tiempo es difícil de sentir frente a los grandes taquillazos norteamericanos.
El robo del siglo no es una propuesta inolvidable, y probablemente no aporte a cambiar las direcciones ni las lógicas del género, como sí lo hacen todas las obras verdaderamente grandes. Pero sí hay algo siempre interesante y satisfactorio en ir a consumir un buen cine “gringo” de entretención, pero hecho por y para los latinoamericanos. Incluso si la experiencia, en esencia, termine sintiéndose bastante similar. Más interesante, sin embargo, sería poder ver en un futuro al director poniendo su técnica al servicio de un cine verdaderamente único y transgresor. Pero para eso -y ese es el principal conflicto de cualquier heist- hay que correr más riesgos.
Título original: El robo del siglo. Dirección: Ariel Winograd. Guion: Alex Zito, Fernando Araujo. Fotografía: Félix Monti. Reparto: Diego Peretti, Guillermo Francella, Pablo Rago, Luis Luque, Rafael Ferro, Mariano Argento. País: Argentina. Año: 2020. Duración: 114 min.