El ejército de los muertos: Un poco más, un poco menos

¿Por qué insisto en hablar de ella, entonces? Porque es increíblemente entretenida. Porque nunca fue más que lo que prometió y, sin embargo, nos regala momentos en que nos atrapa visualmente. La mano de Snyder como director es muy poderosa, y quienes hemos seguido su carrera conocemos sus altos y bajos, pero también, quiero pensar, valoramos la forma en la que ha desarrollado sus proyectos.

Hace unos días, me preguntaba sobre un fenómeno al que nos ha expuesto el streaming, y del que no sé si somos del todo conscientes. Todas las semanas, una plataforma estrena una nueva película, la vemos, la comentamos un par de días y la olvidamos. Disney+ ha logrado que su audiencia permanezca hablando sobre sus producciones durante más tiempo, gracias al golpe de gracia dado por sus series vinculadas a la saga Marvel, pero en general, las películas de hoy son las noticias sin importancia de mañana. No voy a adentrarme en ello en este texto, pero creo que puede ser un marco para entender lo que pasa con cualquier superproducción de streaming en estos días. Si sumamos el hype previo y la obvia desilusión posterior -“las expectativas siempre deben ser moderadas”, me señalaba hace tiempo un amigo crítico de cine- tampoco es que estas películas la tengan tan fácil.

El ejército de los muertos fue estrenada por Netflix en mayo de este año. Precedida por el éxito de su director Zack Snyder, una especie de ídolo trágico a propósito de su Liga de la justicia, la película prometía una buena dosis de golpes, balas, monstruos y explosiones, todo pasado por el filtro visual de Snyder, uno que ya se ha convertido en una manera de exponer sus películas y que viene haciendo escuela desde 300 (2006). El argumento es algo repetitivo: un grupo de parias es contratado para una misión en la que deben ingresar a Las Vegas, lugar que por un error militar se encuentra infestado de zombies, para robar un botín dejado por un magnate millonario. El grupo es escogido según sus habilidades para pelear, disparar, abrir bóvedas y atacar a todo lo que se mueva. Los otros son una especie peligrosa con la que no se debe empatizar y a la vez son altamente letales. La misión, entonces, está en riesgo. 

La figura del zombie ha servido desde sus inicios para referirse a esa especie desconocida que no se parece a nosotros, las personas que formamos parte de una sociedad con reglas claras, que incluyen, por supuesto, no lanzarse a morder el cuello de nadie. Desde George Romero y sus gul  -el nombre dado a estos monstruos en La noche de los muertos vivientes (1968)- hasta las múltiples zombiexplotation que vinieron después, el zombie sirve para hablar de todo a lo que le tenemos miedo, pero también sobre el alienado, el que depende de un sistema destructivo, el adicto. Por lo tanto, su exterminio no solo es válido, sino que además necesario para la supervivencia de lo que consideramos “bueno”. El mismo Snyder había experimentado al respecto en Dawn of the dead (2004), un remake de la película de Romero, en la que un grupo de personas se refugia en un mall ante la horda de zombies que quieren atacarlos. El asedio es un elemento que aparece en filmes de esta temática porque la amenaza siempre está ahí afuera, al otro lado de la pared, al otro lado del muro, al otro lado de la frontera. 

Todo esto es subvertido por Snyder en esta ocasión. Los zombies siguen siendo igualmente peligrosos, sin embargo, esta vez son ellos quienes se encuentran protegidos por el muro. Los protagonistas deben acceder a la ciudadela y asediar a sus habitantes que, al contrario de otras ocasiones, han logrado establecer reglas y jerarquías, líneas de mando que se expresan en pantalla y que se ven interrumpidas por la aparición de sujetos que vienen de afuera. El otro, en esta ocasión, es precisamente el que no está infectado. 

Tal vez si Snyder hubiese confiado más en sus criaturas ese punto de vista se nos hubiese revelado de mejor manera. La mirada siempre es la de los irruptores, por lo que la trama social de los salvajes y sangrientos infectados nunca es expuesta del todo. Al revés, lo que conocemos son las tensiones del grupo de parias, a las que nunca accedemos con total profundidad. El argumento se va deshilachando a medida que transcurre la película y, con eso, es probable que varios de los espectadores hayan sentido que estaban frente a otro mal filme de Snyder. 

¿Por qué insisto en hablar de ella, entonces? Porque es increíblemente entretenida. Porque nunca fue más que lo que prometió y, sin embargo, nos regala momentos en que nos atrapa visualmente. La mano de Snyder como director es muy poderosa, y quienes hemos seguido su carrera conocemos sus altos y bajos, pero también, quiero pensar, valoramos la forma en la que ha desarrollado sus proyectos. Hay una pulsión que busca el efecto visual y que en este caso muchas veces es logrado. Y otras, lamentablemente no, pero aún así no deja de ser un producto -sí, también es un producto- que se deja ver y cumple con la premisa de su director: quiere divertir espectacularmente. 

Hace unos días, en este mismo blog, se habló de la sociedad del espectáculo y cómo ha horadado de alguna forma las imágenes que vemos a través del cine llamado “comercial”. Estoy en absoluto acuerdo con ello. Sin embargo, resulta refrescante encontrarse con películas como ésta, que son conscientes de esa realidad y no pretenden ir más allá. Hay algo respecto a filmes como El ejército de los muertos, que a la larga se convierten en películas confortables a las que recurrimos cuando queremos algo que nos haga bien. Todos los filmes de pandemia nos han enfrentado al fin del mundo de muchas maneras, incluso desde la imposibilidad de verlas en el cine, un lugar al que creímos que no podríamos volver, pero creo que las películas de la peste -para que veo películas si no puedo inventarme géneros- tendrán ese rol en el futuro. No importa si se convierte en un clásico o no, a la larga no importa porque no fue concebida para ello.   

 

Título original: Army of the Dead. Dirección: Zack Snyder. Guion: Zack Snyder, Shay Hatten, Joby Harold. Fotografía: Zack Snyder. Reparto: Dave Bautista, Ella Purnell, Ana de la Reguera, Theo Rossi, Huma Qureshi, Omari Hardwick, Hiroyuki Sanada, Garret Dillahunt, Raúl Castillo, Nora Arnezeder, Matthias Schweighöfer, Samantha Jo, Richard Cetrone. País: Estados Unidos. Año: 2021. Duración: 148 min.