Dos días, una noche (Jean-Pierre Dardenne, Luc Dardenne, 2014)

La premisa es simple, y cómo no, si la simplicidad en los guiones es una de las marcas características del trabajo de los Dardenne. En el último trabajo de los hermanos belgas el itinerario de su cámara que se estructura en una coreografía de planos secuencias y se centra en Sandra, interpretada por la versátil Marion Cotillard, quien en un fin de semana tendrá que convencer a sus compañeros de trabajo de renunciar al bono que obtendrán para que ella recupere su trabajo, después de una evidente depresión.

Lo primero que podría sorprendernos del film es la utilización de una actriz reconocible por todos, como es Marion Cotillard, ya que un rasgo común es trabajar con actores no profesionales, y aquí quizá radica una de las virtudes y al mismo tiempo el desafío de este trabajo, que es la verosimilitud de la historia, fundamental para el film. Teniendo en cuenta varios de los trabajos de Cotillard, es una verdadero logro que una estrella no opaque ni entorpezca la finalidad de un film, entendiendo lo intimo que puede llegar a ser el estilo de los Dardenne.

La película gira completamente en torno a Sandra, un personaje completamente destrozado emocionalmente que pareciera no poder mantenerse en pie. Acá   Cotillard se entrega totalmente y logra transmitir la fragilidad de un estado emocional que pareciera siempre estar al borde del colapso, un personaje que busca mantener algo tan básico como es su trabajo, el sustento para mantener a su familia. Sandra, una vez más, es un personaje que nos lleva a ver una realidad no siempre vista en el cine, que es el trabajo en un siglo donde el capitalismo voraz cada día nos comprime más, convirtiéndonos en simples objetos, más aún en una Europa que dejó hace tiempo de ser un ideal.

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La columna vertebral de los Dardenne siempre va a rondar el tema del trabajo, la figura del inmigrante o personajes que socialmente se encuentran totalmente desprotegidos. Quizá muchas veces esto bordea el formato documental, la cámara pareciera simplemente seguir a los personajes, muchas veces filmados de espalda. En dos días y una noche vemos el peregrinar del personaje, nos volvemos cómplices en la intimidad de alguien que incluso está al borde del suicidio, algo ya antes abordado en otros films, pero este deambular pareciera esta vez, a diferencia de otras, tener un fin transformador, incluso rondando la condescendencia.

Lo de los Dardenne siempre va a ser una invitación a debatir los temas que hoy en día nos atañen como sociedad. En este caso el tema ahonda en un pequeño mundo donde los dueños de una empresa obligan a sus trabajadores a competir para reestructurar el personal, una situación que nos pone en evidencia cómo el concepto de comunidad cada día desaparece de nuestra realidad y es reemplazado por la individualidad, donde nos importa poco o nada lo que le pasa a la persona de al lado, al vecino o a tu compañero de trabajo.

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Sandra de alguna forma nos lleva a ponernos en su lugar, llegamos a sentir miedo, miedo a las amenazas de quien nos rodea, miedo al poder, miedo a perder el sustento de nuestra familia; pero la seguimos y queremos que consiga su objetivo, algo tan simple como conservar su trabajo. Sin embargo, esto también sin querer nos lleva a interpelación moral, de qué es lo que haríamos en una situación en la que se nos ofrece una suma importante de dinero en desmedro de un compañero de trabajo, ¿estaríamos dispuestos  a tomar una decisión de ese tipo?, ¿seriamos capaces de aceptar una propuesta así?

 

Nota comentarista: 8/10. 

Título original: Deux jours, une nuit (Two Days, One Night) // Año: 2014 // Duracion: 96 min. // País: Bélgica // Dir. Jean-Pierre Dardenne, Luc Dardenne // Guión: Jean-Pierre Dardenne, Luc Dardenne // Fotografía: Alain Marcoen // Reparto: Marion Cotillard, Fabrizio Rongione, Pili Groyne, Simon Caudry, Catherine Salée,Batiste Sornin, Alain Eloy, Myriem Akeddiou, Fabienne Sciascia, Olivier Gourmet // Productora: Coproducción Bélgica-Francia; Les Films du Fleuve / Archipel 35.