Blackhat (Michael Mann, 2015)

Más allá de sus altibajos, la obra de Michael Mann siempre gozó del respeto de la crítica y de la aprobación de un público que lo reconocía como un director especial, alguien que buscaba en todo momento expandir los límites del thriller convencional al empeñarse en elaborar una puesta en escena minuciosa, artesanal y grandilocuente, incorporando personajes con cierto relieve dramático. En las películas de Mann abundan hombres que transmiten una energía convulsa y ambigua: por una parte están los impulsos incontrolables por dominar sus ámbitos de poder, y por otra, la sensación de que detrás de esa aura inexpugnable se libra una batalla muda con fantasmas internos, difíciles de apaciguar. Su cine ha persistido en esas coordenadas con variados resultados, pero si algo se puede decir con seguridad es que, en su afán de reinventar el género de acción moderno, siempre prefirió caer en los excesos de la desmesura antes que en el cómodo sitio de la prudencia.

Blackhat es, sin embargo, una rareza. Su nueva película tiene la penosa condición de ser la peor película de su carrera, aunando, en solo un par de horas, todas las deficiencias de su cine. Blackhat cuenta la historia de Nick Hathaway (Nick Hemsworth) un convicto encarcelado a 20 años de prisión por reiterados delitos informáticos. Al noveno año de condena recibe la visita de agentes del gobierno norteamericano y chino para que coopere en atrapar a un peligroso hacker que ha realizado ataques cibernéticos en la bolsa de Wall Street, robos millonarios a bancos internacionales y un amenazante atentado a una central nuclear china.

La condición es que si se logra atrapar al criminal, Nick saldrá libre, pero si la misión fracasa, él volverá a la cárcel a cumplir el resto de su condena. Obviamente Nick decide colaborar y utiliza todas sus habilidades informáticas para dar con el paradero del terrorista. Para eso cuenta con la ayuda de Chen Dawai (Leehom Wang), Chen Lien (Wei Tang) y Carol Barrett (Viola Davis), agentes de seguridad que tienen el encargo de cooperar con Nick y, a la vez, vigilarlo para que sus métodos de búsqueda no transgredan la legalidad.

Blackhat-Code

Los problemas de Blackhat nacen con la elección de un guión débil y una estructura de relato confusa. Pareciera que Mann no entiende muy bien lo que cuenta, y la propia trama, repleta de tecnicismos y argots informáticos de difícil comprensión, rodean a la película de un hermetismo frío, distante e innecesario. Hay diálogos difíciles de creer, personajes que se enamoran tan fácilmente como mueren, hallazgos peregrinos que develan intenciones macabras, intuiciones geniales a incógnitas creíblemente insolubles y una suma nada desdeñable de lugares comunes.

Pero lo que más sorprende de Blackhat es su total desinterés en la psicología, en la densidad moral o psicológica de los personajes. En medio de las dificultades y los desplazamientos que gradualmente hacen avanzar la trama, solo vemos cuerpos que hablan, personajes de cartón piedra que se mueven y actúan con la exactitud predecible de un vaso de cristal  que se rompe en mil pedazos al caer. Hay códigos y claves que se descifran, maquinaciones brillantes que en la vida real harían temblar hasta al más indiferente, explosiones y tiroteos estridentes. Pero nada de eso importa lo más mínimo, porque todo lo que vemos es el fracaso de una intriga rutinaria y complicada. Todo esto hace de Blackhat una película débil, casi irreal (en el peor sentido) y, por sobre todo, penosa. Es una sensación parecida a la decepción de ver un espectáculo vacuo, el fracaso de una batalla que nunca debió ser librada, una autoflagelación artística. Rabia y pena.

 

Nota comentarista: 3/10. 

Blackhat // Año: 2015 // País: Estados Unidos // Director: Michael Mann // Duración: 133 min.// Guión: Morgan Davis Foehl, Michael Mann // Reparto: Nick Hemsworth, Viola Davis, Leehom Wang, Wei Tang.