Ad Astra (1): El corazón en las tinieblas

Es como si el vacío del espacio funcionara como correlato de la soledad humana. En cierto tipo de ciencia ficción los astronautas suelen estar desesperados y tristes y en Ad Astra esta soledad, el mensaje que atraviesa años luz a la expectativa de obtener algún de respuesta, se parece también al llamado de una generación a su antecesora.

Complejos aspectos de la existencia humana han servido para configurar los temas centrales de cierto cine de ciencia ficción y, en años recientes, dentro del género se han desarrollado las más variadas tramas. Así sucede, por ejemplo, en la francesa High Life (2018), de Claire Denis, en donde un padre (Robert Pattinson) educa a su hija en una nave espacial sin un rumbo fijo. La paternidad también es uno de los temas principales de Ad Astra; en ella Roy McBride (Brad Pitt), entre una serie de misiones espaciales, deberá atravesar los límites exteriores del sistema solar para reencontrarse con su padre, al tiempo que tendrá que impedir una catástrofe que amenaza la vida en la tierra.

En ambas películas existe una suerte de desesperanza, ya sea respecto al destino de la vida en la tierra o a las expectativas de encontrar un planeta potencialmente habitable. Porque Ad Astra no es tanto una aventura espacial, es una búsqueda personal por algún tipo de sentido. El viaje interestelar es el pretexto para la conciliación del protagonista con su pasado.

Es como si el vacío del espacio funcionara como correlato de la soledad humana. En cierto tipo de ciencia ficción los astronautas suelen estar desesperados y tristes y en Ad Astra esta soledad, el mensaje que atraviesa años luz a la expectativa de obtener algún de respuesta, se parece también al llamado de una generación a su antecesora.

Su trama se asemeja mucho a la que propone la bélica Apocalypse Now (1979). En las dos un hombre es enviado a buscar a un renegado de una operación y en el trayecto se explorarán las partes oscuras del corazón humano. Si el film de Coppola funcionó en su época como un cuestionamiento de los horrores de la guerra de Vietnam, esta película retrata las expectativas de la conquista espacial para también probar la superioridad de un país sobre otro.

Así, McBride padre representa el compromiso patriótico con todos los valores estadounidenses (incluyendo la megalomanía y la redención) en una misión que se antoja imposible: encontrar vida en el espacio. Mientras que McBride hijo debe conciliar lo que representa su padre y confrontar su realidad con la misión de su padre. Ante la búsqueda de vida más allá de nuestro planeta, no hay otro hogar posible; ante el despliegue de la brutalidad bélica, no hay ninguna patria que la justifique.

La ciencia ficción sirve para cuestionar todo aquello que creemos que nos conforma como humanos: nuestra identidad, nuestra memoria y nuestro cuerpo (el cyborg pone en duda esto), pero también el hogar y la patria. En este sentido, Ad Astra actualiza las preocupaciones políticas de Apocalypse Now y, en lugar de cuestionarse por el sentido de la guerra, se cuestiona ahora por el futuro de la humanidad en tanto que la vida en la tierra se hace cada vez más insostenible. Al final, en ambos casos hay un llamado, un mensaje que espera no naufragar.

Nota comentarista: 8/10

Título original: Ad Astra. Dirección: James Gray. Guion: James Gray, Ethan Gross. Fotografía: Hoyte van Hoytema. Montaje: John Axelrad, Lee Haugen. Música: Max Richter. Reparto: Brad Pitt, Tommy Lee Jones, Donald Sutherland, Ruth Negga, Liv Tyler, John Finn, Kayla Adams, Kimmy Shields, Bayardo De Murguia, Bobby Nish, Sasha Compère, Afsheen Olyaie, John Ortiz, Greg Bryk, Kimberly Elise, Loren Dean, Alyson Reed, Anne McDaniels, Ravi Kapoor, Lisa Gay Hamilton, Halszka Kuza. País: Estados Unidos. Año: 2019. Duración: 122 min.