Surire (Bettina Perut-Iván Osnovikoff, 2015)

Bettina Perut e Iván Osnovikoff ostentan una carrera sólida, de las más innovadoras en el ámbito de la producción documental, con siete obras que no se encasillan en ningún estilo, cada nuevo filme sorprende con una búsqueda novedosa, los realizadores imprimen su sello dactilar, un punto de vista cínico y audaz; Un hombre aparte (2002) o La muerte de Pinochet (2012). Otra arista interesante en su cinematografía es la narración fragmentaria y de corte observacional donde un pensado encuadre y el uso del plano fijo logran momentos inquietantes, Welcome to New York (2006) y Noticias (2009).  Su reciente producción Surire retoma la exploración formal de la imagen centrándose en las posibilidades estéticas y técnicas que les permite el registro en una geografía hostil, la película se produce en el salar Surire, zona altiplánica ubicada casi al llegar a la frontera con Bolivia a 4.300 metros de altura. La investigación visual se transforma en una experiencia fílmica y etnográfica, inédita en nuestra cinematografía.  Surire transita en la construcción a modo de cartografía experimental de un lugar casi despoblado en el desolado altiplano y el envejecido cuerpo de sus habitantes, quienes llevan las marcas que de esta árida geografía. El registro captura un puñado de lugareños de origen aymara; una pareja ya mayor, un hombre que es el cuidador del parque nacional y una anciana octogenaria junto a sus animales. El presente de estos personajes se ve retratado en una imagen que remite su olvido y su pobreza, el ocaso de una cultura casi en extinción frente a la metáfora del nuevo orden, la presencia de camiones que explotan el salar que van y vienen por los caminos del desierto, conducidos por anónimos personajes sin rostro visible, al ruido de los motores se suma el intenso calor altiplánico que hace vibrar la imagen, irrumpen en la soledad de Surire. Un particular niño boliviano que interactúa con los ancianos, negocia una vieja bicicleta siendo el único atisbo de un futuro cercano. El punto de vista, siempre irónico, se centra en las acciones cotidianas de estos ancianos y su supervivencia SURIRE-Apolinario-Castro La experimentación formal que configuran los realizadores y su director de fotografía Pablo Valdés, logra momentos de alcances pictóricos impresionistas, la narración se divorcia del conjunto visual para generar un estado de trance sumergido en el silencio cordillerano y los sonidos propios del ambiente. La composición fluctúa entre primeros planos y nítidos detalles a grandes panorámicas del desierto y el poblado de Surire, compone y descompone el movimiento de las grandes y pequeñas formas en el montaje. El cuadro es concebido como unidad orgánica y autónoma, un sistema cerrado donde cada plano funciona en sí mismo como relato y que en su conjunto constituyen el cuerpo de esta sociedad en ruinas. Surire es una película de aura misteriosa, espectaculares imágenes sobre un territorio desolado, un retrato de corte etnográfico que devuelve el valor al plano como recurso expresivo y funcional. Una experiencia fílmica, un proyecto pictórico, de los mejores estrenos de cine documental de este año en curso. Susana Díaz Nota comentarista: 9/10. Promedio del blog: 9/10. Surire. Dirección: Bettina Perut, Iván Osnovikoff. Fotografía: Pablo Valdés. Sonido: Iván Osnovikoff. Montaje: Bettina Perut, Iván Osnovikoff. País: Chile. Año: 2015. Duración: 80 min.